El pasado 5 de enero, el escritor español Ramón María del Valle-Inclán (1866-936) cumplió 75 años de fallecido. Fue poeta, novelista y dramaturgo, y propició uno de los momentos más revolucionarios en las letras de la península.
Aunque algunos lo consideran como miembro de la Generación del 98, su estética y sus aportes literarios lo acercan más a la Generación del 27, de quien fue uno de los inspiradores.
Se inició dentro del movimiento del Modernismo, dándole seguimiento a los postulados de Rubén Darío; bajo esta estética, escribiría numerosas obras poéticas y su novela «Platero y yo». Sin embargo, poco a poco va a ir encontrando su propia propuesta literaria, sin que llegue a renegar de Rubén Darío, aunque sí del Modernismo.
Entre sus obras más celebradas está «Tirano Banderas», novela que narra la caída de un caudillo latinoamericano. Asimismo, entre sus obras de teatro, resaltan «Divinas palabras» (1919), con la que da un giro a su estética, convirtiéndola en una propuesta propia, y «Luces de bohemia» (1920), en la cual funda sus postulados teóricos sobre el esperpento.
En poesía resalta «La pipa de Kif» (1919), y en otros géneros, «La lámpara maravillosa» (1916), reflexiones sobre el ejercicio poético.