Los quebequenses irán el lunes próximo a las urnas en una elección que se prevé muy reñida y que podría llevar a la provincia francófona de Canadá a un referendo sobre su independencia.
A menos de una semana de los comicios, las principales formaciones políticas de Quebec se mantienen cabeza a cabeza y encuestadores y analistas no se animan a adelantar un pronóstico sobre el resultado de una competencia a tres bandas.
El último sondeo le daba una ligera ventaja al Partido Quebequense (PQ, independentista) de André Boisclair, 40 años, con un 32% de intenciones de voto, apenas dos puntos por encima de los liberales del primer ministro saliente de la provincia, Jean Charest, de 48 años.
Ambos son seguidos de cerca por Mario Dumont, 36 años, líder de un pequeño partido de derecha cuyas aristas populistas seducen a una parte del electorado, sobre todo el de las regiones rurales.
Su Acción Democrática de Quebec (ADQ) logró un notable ascenso en los sondeos. El último le otorga un 26% de intenciones de voto.
Dos pequeñas formaciones, los Verdes (ecologistas) y Quebec Solidario (de izquierda radical), reciben el 7 y el 5% respectivamente de las intenciones de voto.
Si ningún partido logra despegarse sobre el final de la campaña, los expertos esperan que Quebec tenga un gobierno minoritario, una situación inédita en más de un siglo.
Los tres rivales discrepan sobre el futuro de su provincia de 7,6 millones de habitantes. El líder del PQ, André Boisclair, anunció su intención de convocar a un nuevo referendo sobre la independencia de la provincia si triunfa en las elecciones, incluso si lo hace por un escaso margen.
El Partido Liberal de Quebec, en el poder provincial desde 2003, con 72 de los 125 diputados en la Asamblea Nacional, es federalista, es decir favorable al mantenimiento de Quebec en el seno de Canadá.
Su jefe, Jean Charest, había jugado un importante papel en la campaña por el «No» en el referendo precedente de 1995, en el que los quebequenses rechazaron, por escasa diferencia, la separación de Canadá.
Por su parte, Mario Dumont, quien había votado por la independencia en 1995, milita ahora por la autonomía de Quebec con la consigna: «Afirmarse sin separarse».
Pero al margen de la cuestión del referendo, en el que por el momento la mayoría de los quebequenses dice no estar interesada, el debate refiere a asuntos mucho más inmediatos.
El Partido Liberal hizo de la salud su prioridad, pero sus adversarios le reprochan que no haya hecho lo suficiente para reducir los tiempos de espera en el sistema de salud quebequense.
El PQ, por su lado, pone el acento en la educación, en particular la universitaria, y la ADQ propone un sistema de salud «mixto», que reservaría un mayor espacio al sector privado, así como un retorno al sistema de calificación tradicional con puntos en las escuelas.
Dumont había empezado a despegar en los sondeos después de considerar excesivas las concesiones hechas a algunas personas por razones étnicas o religiosas, una cuestión que suscitó un vivo debate en Quebec en los últimos meses.
El resultado de las elecciones será seguido con gran interés en Ottawa. Al margen de que una victoria de los federalistas descartaría por algunos años la convocatoria de un referendo, el primer ministro Stephen Harper podría aprovecharla para convocar elecciones federales.