Locos, héroes o pasmados


Don Jorge Efraí­n Cac es un taxista que se gana la vida trabajando como cualquiera de nosotros. Supongo que trabaja levantándose muy temprano o acostándose muy tarde como muchos pilotos hacen en afán de conseguir mejores ingresos para su sustento. El dí­a lunes en horas de la tarde se le acabó el motivo, la razón, las ganas de vivir… Murieron carbonizados su esposa Alicia, sus hijos, Nury de 3 años de edad y Gerson de 11. Gravemente herido se debate entre la vida y la muerte su hijo mayor, Jorge de 13.

John Carroll S.

Aparentemente una desgraciada mujer de 20 años dejó un dispositivo explosivo en el bus en que viajaba la familia Cac, causando siete muertos, muchos heridos, pánico, angustia y luto.

Mientras tanto, nosotros los guatemaltecos no enfocamos el problema, hemos pedido tantas cosas al Gobierno que este tiene totalmente desviada la atención. Reparte bolsas, regala plata, medio da educación, medio da salud y se mete a «componer» todo lo que no está descompuesto. Y nosotros ante la situación locos, héroes o pasmados.

Locos, héroes o pasmados, son los únicos tres calificativos que encuentro para nosotros los guatemaltecos; locos, aquellos que siguen viviendo todos los dí­as como que si nada pasara y salen a trabajar preocupados, pero creyendo que alguien más arreglará el problema. Que el sistema funcionarí­a bien si la gente correcta estuviera en los puestos correctos. Héroes, aquellos que combaten el flagelo, exigen al Gobierno y hacen algo para que las cosas no sigan igual. Se concentran en el sistema, las instituciones y el Estado de Derecho. Pasmados, los que creen que no les tocará nunca, que no hay nada que se pueda hacer, que así­ es la vida. Y aparte existe la gente normal que agarra sus tiliches y se va a otro lado, a buscar mejores oportunidades y por supuesto un mejor ambiente de vida.

No es posible que no nos demos cuenta en lo que hemos caí­do, es necesario que cada uno de nosotros piense profundamente cuál es el más importante de los problemas que nos aquejan; para mí­ no hay ninguna duda, la justicia y seguridad son la base de cualquier sistema social, si no existe una base sólida de justicia nunca podremos construir la estructura para satisfacer las otras necesidades de los guatemaltecos. Ya lo he dicho antes, claro que la educación es importante, claro que la salud es indispensable, pero nada es tan importante y no existe ninguna obligación tan directa y fundamental para un gobierno como aquella de prestar justicia y seguridad para sus gobernados, es que no hay ningún contrato social que históricamente haya funcionado decentemente sin este precepto.

No pretendamos hacer lo que los paí­ses desarrollados hacen hoy en dí­a en cuestión de servicios a los gobernados, ellos ya son desarrollados y lo lograron a base de hacer lo esencial primero, un marco jurí­dico que sin ventajas para nadie pueda garantizar la vida e integridad de todos los habitantes por igual, que proteja la propiedad de todos y cada uno de estos individuos ante el ladrón, el secuestrador y el extorsionista. Y por supuesto que se respete la forma de relaciones comerciales y sociales que estos individuos voluntaria y responsablemente quieran entablar entre sí­.

O somos héroes o nos vamos a otras latitudes a buscar una mejor vida, lo que no es aceptable es ser loco o pasmado porque más temprano que tarde todos lloraremos esa tonta ilusión o indiferencia. «SI í‰L SE MUERE TAMBIí‰N, ATRíS ME VOY YO. LA VIDA PARA Mí SE ACABí“»

Reaccione porque debe de ser horrible que a uno se le acabe el motivo, la razón, las ganas de vivir.