Dudas en uno de cada 5 implantes de desfibriladores


Las personas que hayan sufrido un ataque cardiaco en fecha reciente o que hayan sido sometidas a una cirugí­a de desví­o coronario no son buenas candidatas, por ejemplo. ARCHIVO

Uno de cada cinco implantes de desfibriladores podrí­an haberse efectuado en Estados Unidos con causas cuestionables y sin prueba sólida de que ayudarí­an al paciente, dijeron especialistas en un estudio.


Los desfibriladores implantados emiten pulsos eléctricos al corazón para que éste normalice su ritmo si se alteran los latidos. Los dispositivos pueden evitar la muerte súbita de las personas con males cardiacos avanzados, aunque los investigadores no han determinado que sean benéficos para otros pacientes.

Las personas que hayan sufrido un ataque cardiaco en fecha reciente o que hayan sido sometidas a una cirugí­a de desví­o coronario no son buenas candidatas, por ejemplo.

De acuerdo con las recomendaciones de los especialistas, los implantes de desfibriladores tampoco son recomendables para las personas a las que apenas se les haya diagnosticado un problema cardiaco ni son útiles para quienes están enfermos de gravedad y tienen limitadas esperanzas de vida.

Sin embargo, de acuerdo al nuevo estudio %u2014que se basó en estadí­sticas nacionales de un periodo de cuatro años%u2014 de los implantes de desfibriladores realizados, 22% correspondieron a pacientes que encajaban en alguna de las circunstancias mencionadas.

Algunos implantes quizá fueron apropiados, dijo la autora principal del estudio, la doctora Sana Al-Khatib, de la Facultad de Medicina de la Universidad Duke, en Durham, Carolina del Norte.

Sin embargo, es posible que se hayan efectuado muchos implantes a pesar de las recomendaciones basadas en las investigaciones, afirmó.

«Se trata de una falta de conocimiento. De ignorancia. Constituye no atender las recomendaciones», agregó. «Podemos tener algunos médicos que no están de acuerdo con las recomendaciones o que no creen que éstas son aplicables a sus pacientes», dijo.

El estudio, que aparece el miércoles en la publicación Journal of the American Medical Association, examinó información nacional de 2006 a 2009 correspondiente a casi 112.000 pacientes.