Ha llegado el tiempo para que, la ciudadanía haga la Auditoría Social del Pueblo a quienes han hecho Gobierno, a sus resultados en el desempeño de tipo comunitario y global durante los últimos cuatro años en los tres Poderes Centrales: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y el sexto poder en los municipios con sus alcaldes al frente, bases de la cimentación productiva del desarrollo por el trabajo, economía y superación total de todo el país, no solo de consumo local, a juzgar por la Municipalidad del Puerto de San José y otras que están desfinanciadas, y merecen una exhaustiva auditoría fiscal de nuestra nueva fémina Auditora; y una elección de mayor atención en esos municipios.
El pueblo es el que en definitiva los elige, siente, acepta, soporta y experimenta en bien o en mal las consecuencias de sus servicios; sí fueron positivos a las expectativas que se tuvo para su elección, o si han sido frustrados y defraudados; y lo que merezcan en recompensa. Su Auditoría Social es más valiosa que otras que soslayan o deforman las actuaciones que la psicología del rumor haya propalado, además de que descubre los intereses políticos con que se llegó a algún puesto, y que de antemano concibieron y para eso trabajaron, no precisamente para bien de la nación y su pueblo. Y después se tiene el asombro de saber por medio de otros países, lo que acá se hizo y los señalan como deshonra del pueblo que los eligió o escogió equivocadamente. Algo que los califica de negativos, es que dejan cargas económicas paternalistas tipo «ex PAC» que ahora los hay modernos; y organizaciones «de derecho público» prepotentes, ostentosas y viciadas en una anarquía permanente de hacer bloqueos, huelgas y paros de labores; las cuales mandan autoritariamente al propio Gobierno que los creo, los sostiene y todavía lo amenazan; y la Autoridad les obedece con sumisión para la ingobernabilidad predominante. Y no salvar a las nuevas generaciones de las garras de la delincuencia creando ambiente para la fundación de nuevas fuentes de trabajo, ni invertir en ellas, sino en el paternalismo político retrógrado. La voz del pueblo es siempre la de las ansiedades a las que se aspira para salir de las angustias que sufre en la más pura realidad; por lo que es el llamado a evaluar si en su desempeño fueron satisfechas o frustradas; o una vez más fueron promesas no cumplidas que deben serles calificadas de acuerdo a algunos parámetros de: buenos o malos; constructivos o destructivos, afortunados o desafortunados, aprobados o reprobados por el mínimo o máximo de esperanzas que se haya satisfecho, o si solo resolvieron las suyas. En resumen si fueron personalmente capaces para merecer reelección por su carrera, o incapaces, altivos y prepotentes para su rechazo. Sin duda que nos quedamos cortos en los calificativos, a los cuales el lector(a) puede agregar los suyos o hacérnoslos llegar. Pronto estaremos frente a la visión de nuevos nombres o renovados para la elección de candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia de la República, diputados al Congreso hombres y mujeres; y para escoger los mejores prospectos a Alcaldes o Alcaldesas Municipales tan importantes como los otros cargos. Habrá caras desgastadas sin frutos demostrables en el Congreso, con pocas excepciones tanto como en municipios improductivos; pero también caras conocidas de verdadero renombre para escoger. Sugerimos una norma de elección. La de los que hayan demostrado su capacidad siendo luz valiosa para el pueblo en acciones a su favor con pasión, y en hechos a la vista; con experiencia pública conocida en cualquier categoría, no por codiciosos de intereses de superioridad y aparente «capacidad», más que solo en fáciles palabras de críticas de oposición y resistencia, de cantos de sirenas y silbidos de delfines que resulten en lo mismo: otros cuatro años desgastados, largos y desesperantes; para quedar igual o peor y en el mismo punto de partida: salir del subdesarrollo cívico-político como lo logró la República de Chile; y alcanzar el desarrollo productivo con visión de Nación y de Estado de buen Gobierno y de orden, como lo ha visualizado nuestro actual vicepresidente Dr. Espada que a la par de don ílvaro Arzú Irigoyen, ex presidente de la República y actual Alcalde Capitalino, son los mejores prospectos de elección insuperables.