Guatemala es, indudablemente, uno de los países en los que más se expresa la fe cristiana con toda una serie de actos propios de la devoción.
Acaba de pasar la Navidad en forma fugaz, por así decirlo. Casi todo el pueblo volcó su fe católica entre alegría, solemnidad y felicidad en las procesiones, en las posadas, con la corona de adviento, los arbolitos bellamente adornados e iluminados; al pie de ellos, las imágenes del Niño Dios con San José y la Virgen a ambos lados, sin faltar los corderitos, los bueyes en el pesebre y a un lado el simpático Santa Claus. Todo ello conforme a la gran tradición cristiana.
Abundaron las visitas de familiares, de amigos y de estimados vecinos. Se prodigaron cálidos abrazos, también se formularon votos porque la fiesta del feliz advenimiento del Dios hecho hombre en la Tierra transcurriese en un ambiente tranquilo, afectivo, armonioso y de profunda meditación y fraternidad. Por supuesto, hubo asimismo momentos de tristeza al recordarse a los seres queridos que se nos han adelantado hacia el misterioso mundo de las sombras y del silencio de la eternidad.
Nos ha llamado la atención el hecho de que las tarjetas de felicitación navideña y del nuevo año han quedado virtualmente en el olvido… Los convivios, a la vez, fueron pocos relativamente. En el pasado, medido en un par de décadas, se sucedían en diciembre casi a diario esos actos expresivos de los afectos y del reconocimiento de servicios, tal el caso, por ejemplo, respecto del (servicio) que prestan a la sociedad los hombres que orgullosamente enarbolan las hermosas banderas del Cuarto Poder… No pocos periodistas fuimos invitados al convivio ofrecido gentilmente por los militares jubilados del Frente de Convergencia Nacional, entidad que ostenta, a título de eslogan, la Justicia, la Seguridad y el Desarrollo. Los que asistimos tuvimos oportunidad de cambiar impresiones con los militares en retiro que, cívicamente y con todo derecho, están participando en la política del país. Se habló de la situación nacional en sus varios aspectos, y se nota que se piensa bien; que hay buenos propósitos de cambiar las cosas que no andan como Dios manda en esta pobre patria nuestra.
Otro convivio navideño, al que asimismo asistimos, fue el de la GUASP, acto en el que vimos a numerosos sindicalistas -algunos buenos amigos- y a miembros de otras organizaciones que tratan de lograr el mejoramiento de condiciones socio-económicas del obrerismo y del campesinado, en especial. A los que hicimos acto de presencia en compañía del colega y amigo Jorge Fong Crócker, presidente de la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG), los dirigentes de la GUASP nos brindaron una cordial atención que les agradecemos.
Ahora llegó el año 2011 con toda una turbonada de polítiquería partidista apuntando a la conquista de las alturas de la superinflada burocracia. Y… ya se barajan algunos nombres de candidatos a la presidencia y a la vicepresidencia de la República. Entre esos enamorados del guayabal figuran algunos «candidotes» tornadizos pero avilantados que pretenderán una embajada o cualquier «peterete» que puedan lograr a la hora de ser despanzurrada la piñata…
Todo hace creer que habrá recia pelea que, ojalá, valga para que surjan timoneles honestos, capaces de realizar proyectos de trabajo de beneficio positivo para todo el pueblo, no sólo para sectas que hayan de servir de escalera.
Abrigamos la esperanza de que el nuevo año sea no sólo de alharacas político-demagógicas, sino también de trabajo efectivo y meritorio que, por lo menos, valga para atenuar las horribles pesadillas que sufre la familia guatemalteca.
No queremos terminar nuestro comentario sin expresar deseos por que el año 2011 sea de dicha y prosperidad para todos nuestros estimados connacionales presentes y para los que no se encuentran, por una razón u otra, en el noble regazo de la patria.