Crecen temores de intervención militar


Una mujer participa en una protesta en Costa de Marfil. FOTO LA HORA: AP Sunday Alamba

Los temores a una intervención militar regional aumentaron hoy en Costa de Marfil después que paí­ses vecinos del ífrica occidental amenazaran con forzar la expulsión del actual lí­der Laurent Gbagbo si no accede a cumplir con los llamados internacionales para que dimita.


Decenas de personas se reunieron frente a la embajada de Nigeria en Abiyán con pancartas que decí­an «No queremos una intervención militar» y «Dejen a los marfileños resolver los problemas de Costa de Marfil».

Nigeria cuenta con las fuerzas armadas más poderosas de la región y se espera que juegue un papel importante si se llevan a cabo operaciones externas para expulsar a Gbagbo.

Los nigerianos reunidos frente a la embajada dijeron que temen ser ví­ctimas de violencia si Nigeria y otros paí­ses vecinos deciden intervenir en la crisis polí­tica que vive Costa de Marfil desde hace ya un mes.

Tres presidentes del bloque regional ECOWAS se dirigirán a Abiyán esta semana para hablar con Gbagbo antes de cualquier potencial intervención.

Naciones Unidas declaró que Alassane Ouattara ganó una segunda vuelta electoral celebrada hace casi un mes pero Gbagbo se niega a conceder la derrota y abandonar el poder, a pesar de llamados de la ONU, Estados Unidos, la Unión Europea y la Unión Africana para que lo haga.

Los partidarios de Ouattara pidieron que iniciara una huelga general en el paí­s el lunes pero las tiendas se mantení­an abiertas y el centro de Abiyán continuaba con su actividad comercial usual a media mañana.

En una entrevista con Associated Press Television News, Gbagbo dijo ayer que no estaba preocupado sobre la opinión mundial e insistió en que fue electo legalmente. Gbagbo agregó sobre sus detractores: «Quizá ellos no me quieren, lo admito, pero no quiero ser amado por ellos, yo respeto y me apego al voto de los marfileños».

La ONU ha dicho que al menos 173 personas han muerto en medio de la violencia tras las elecciones, lo que subraya los temores de que el paí­s que alguna vez estuvo dividido en dos pudiera regresar a la guerra civil. Al parecer la cifra real de fallecidos es mucho más alta, se ha impedido que una misión de la ONU investigue otros reportes, incluyendo una acusación sobre una fosa común.

El ministro del Interior designado por Gbagbo acusó a la ONU de contar sólo una parte de la historia. Emile Guirieoulou dijo que al menos 36 de las ví­ctimas eran policí­as o integrantes de las fuerzas de seguridad que fueron «atacadas por armas de fuego de otros protestantes».

Gbagbo ha estado en el poder desde el 2000 y ya habí­a sobrepasado cinco años su periodo cuando finalmente se realizaron las elecciones presidenciales en octubre. La votación tení­a la intención de ayudar a reunificar al paí­s, que estuvo dividido por la guerra civil de 2002 y 2003, cuando el norte estaba controlado por los rebeldes y el sur por los oficialistas.

HUELGA Llamado sin eco


El llamado a la huelga general lanzado por los seguidores de Alassane Ouattara con el fin de presionar a Laurent Gbagbo para que abandone la presidencia marfileña, fue poco seguido este lunes en Abiyán, se constató.

Desde el elegante barrio de Cocodu (norte) hasta el popular de Treichville (sur), la capital económica de Costa de Marfil ofrecí­a el espectáculo habitual: embotellamientos y cacofoní­as de claxon, así­ como taxis por doquier y comercios abriendo sus puertas.

Los comerciantes habí­an dispuesto sus productos sobre los puestos del gran mercado de Koumassi (sur), al que asistieron numerosos habitantes del barrio.

El lunes por la mañana, las calles del barrio popular Abobo (norte), baluarte de Ouattara, estaban ya repletas de autos y los mercaderes inundaban las banquetas en busca de clientes.

Pero en Bouaké (centro), feudo de la ex rebelión aliada de Ouattara, el llamado a la huelga tuvo más seguimiento, pues los mercados y los bancos estaban cerrados pese a la circulación de los taxis.

La coalición de partidos que apoyan a Alassane Ouattara, reconocido como presidente marfileño por la comunidad internacional, hizo un llamado el domingo para «detener las actividades» en el paí­s a partir del lunes, «hasta que Gbagbo quitara el poder».

El presidente saliente espera el martes la llegada de una delegación de jefes de Estado de ífrica occidental que le pedirán que ceda el mando del paí­s, so pena de desencadenar una operación militar para expulsarlo.