El periódico español El País en su edición del día de ayer publicó la información contenida en cables expedidos por las embajadas estadounidenses en México y Guatemala, relacionada con sus debilidades respecto a la vigilancia y control fronterizo; indica que solo 125 policías mexicanos protegen los límites fronterizos entre ambos países.
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Los diplomáticos estadounidenses consideran «dramática» la situación y que la frontera de México con Guatemala es un territorio salvaje donde narcotraficantes y contrabandistas de armas y personas campean por sus respetos, las avionetas cargadas con cocaína aterrizan a plena luz del día, la policía es ineficaz o corrupta y la población, abandonada secularmente por el Estado ha decidido aceptar la protección de grupos criminales tan poderosos como Los Zetas. En visita efectuada en octubre de 2009 los diplomáticos enviados a la frontera de México con Guatemala conocieron tres de los puntos más vulnerables como lo son: Playa Grande, Cobán y San Marcos. «Las unidades del Ejército de Guatemala no tenían los recursos suficientes para combatir a los narcotraficantes que utilizan las zonas como puntos de tránsito; las comunidades locales alrededor de Playa Grande estaban siendo pagadas por los narcotraficantes e impedían el acceso a los policías y militares; pequeñas aeronaves de uno o dos motores vuelan regularmente a Guatemala, principalmente desde Venezuela, llevando más de 1.200 kilos de cocaína. Los narcotraficantes aterrizan en pistas clandestinas y descargan en aproximadamente siete minutos. Camiones ya situados en la pista de aterrizaje transportan la droga directamente a México y a los EE.UU. El ratio de éxito es casi del 100% cuando aterrizan de noche». Los cables de la embajada describen la visita de su personal a la base militar de Playa Grande, situada al noroeste de la ciudad de Guatemala: «Carece de los recursos más básicos». El comandante de la base les explicó que sólo dispone de dos camionetas picop y un camión, a todas luces insuficientes para patrullar la zona. «La cooperación con la Policía y los fiscales es difícil ya que hay solamente cinco oficiales de policía y tres fiscales para cubrir toda el área». El militar guatemalteco pone de manifiesto su falta de confianza en las autoridades judiciales. Los Zetas, según los testimonios recogidos por los diplomáticos estadounidenses, llegaron a la zona meses antes, su lujosa vida -joyas, vehículos y casas- estaba despertando peligrosamente el interés de los jóvenes guatemaltecos, además, el informe señala un extremo muy preocupante en determinadas zonas, «Los narcos han invertido mucho en infraestructuras públicas, demostrando capacidad para traer mejoras a zonas remotas del país, suplantando al Estado. El comandante de la Base señaló que la población local ha empezado a rechazar a policías y militares. Cree que los locales están pagados por los narcos para mantener la presencia del Estado fuera de la zona».