Después de 2010, todos los seguidores del básquetbol ya deben conocer el nombre Kevin Durant. Los que no lo hagan, sólo necesitan tomar nota del Mundial de básquetbol de este año en Turquía.


Encabezado por un Durant incontenible, Estados Unidos completó su regreso a la cima del deporte que inventó al imponerse de manera invicta en el Mundial, una cuenta pendiente para los norteamericanos que no ganaban ese torneo desde 1994.
Estados Unidos, cansado de los desaires a nivel internacional, ya había reconquistado el oro olímpico en Beijing 2008 de la mano de LeBron James, Dwayne Wade y Chris Bosh, un trío que acaparó titulares en 2010 al unir fuerzas en el Heat de Miami.
Tras un arranque titubeante a la campaña de la NBA, el Heat comenzó a engranar a fin de año y parece encaminado a darle pelea a los Lakers de Los Angeles, que con un Kobe Bryant cada vez más leyenda y el español Pau Gasol convertido en un titán ganaron su segundo título consecutivo en la final pasada frente a Boston.
Gasol no viajó con la selección española a Turquía, y su ausencia fue una daga mortal para los campeones mundiales que no pudieron revalidar el título que lograron hace cuatro años en Japón.
Allí, se toparon con numerosos obstáculos y finalmente fueron eliminados en cuartos de final por Serbia. Argentina, por su parte, tampoco contó con estrellas como Emanuel Ginóbili y Andrés Nocioni, y se despidió en cuartos de final a manos de Lituania.
Quizás se trató del último suspiro de la llamada «Generación Dorada» del baloncesto argentino, que encabezada por Ginóbili tuvo su coronación al ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
Pero mientras España tropezó y Argentina quizás cayó por buen tiempo, el basquetbol estadounidense demostró que está en uno de sus mejores momentos.
Incluso sin figuras como Bryant, James, Wade o Dwight Howard, los estadounidenses apostaron todas sus fichas al joven Durant y la estrella del Thunder de Oklahoma City no defraudó.
Durant fue el tercer mejor anotador del torneo con promedio de 22,8 puntos, detrás del argentino Luis Scola que metió al son de 27,1 por encuentro y cargó por su cuenta la ofensiva de los albicelestes. Pero el alero guardó lo mejor para los momentos cruciales, y marcó 38 en las semifinales contra Lituania y 28 en la final frente a Turquía, ambas palizas de los estadounidenses.
Durant fue el líder anotador de la pasada campaña de la NBA con promedio de 30,1 puntos por juego, y condujo a un joven plantel de Oklahoma City hasta la primera ronda de los playoffs donde fue eliminado por unos implacabales Lakers de Bryant, que dio otro paso hacia los inmortales del deporte con su quinto título.
Además, el entrenador Phil Jackson logró su 11er título: seis con los Bulls de Michael Jordan y cinco con los Lakers.
Aunque James ganó su segundo premio consecutivo al jugador más valioso de la NBA, volvió a fracasar en los playoffs con los Cavaliers de Cleveland al ser eliminado por Boston en las semifinales de la Conferencia del Este.
James sufrió un golpe aún mayor a su hasta entonces inmaculada imagen y popularidad al anunciar en un programa especial de televisión que dejaría a sus Cavaliers para jugar por Miami, donde lo esperaban Wade y Bosh, que llegó como agente libre procedente de Toronto.