Un año decisivo


El año termina con saldos negativos en cuanto a la participación polí­tica de las mujeres. La nueva junta directiva del Congreso de la República, al igual que la del año anterior, no cuenta con ninguna mujer. En el Gabinete de gobierno no hay ninguna mujer ministra de Estado pese a los innumerables cambios que se han dado en el Ejecutivo.

Ligia Ixmucané Blanco
masmujeresmejorpolitica@gmail.com

¿Qué nos depara el próximo año electoral en un tema tan relevante para la democracia como lo es la participación y representación de la mitad de la población? Desde ya los partidos polí­ticos han iniciado su campaña y seguramente muchos ya tienen algunos listados definidos, sobre todo los de mayor relevancia.

¿Serán las mujeres piezas clave en estos listados? Es interesante reflexionar al respecto a unos meses de la convocatoria a elecciones y de la inscripción de candidatos y candidatas.

Algunos partidos han mencionado algunas posibles candidatas, especialmente para los binomios presidenciales. Sin embargo, si estas mujeres que en su mayorí­a son diputadas compiten, es muy probable que sus puestos en los listados al Congreso sean ocupados por hombres. Asimismo, como no todas pueden ganar, es posible que algunas de ellas queden fuera del Congreso.

Pero además de estas figuras conocidas y con trayectoria, ¿Cuántas más mujeres se mencionan como candidatas a diputadas o alcaldesas? ¿Cuántas más mujeres promueven los partidos polí­ticos como posibles candidatas?

El panorama no se vislumbra muy positivo, especialmente si tomamos en consideración que son muy pocos los partidos polí­ticos que tienen cuotas de género a lo interno o mecanismos de promoción de la mujer. Las elecciones pasadas evidenciaron que muchos partidos se llenaron la boca, en el momento de la campaña, aduciendo inclusión y participación equitativa. Sin embargo, los resultados electorales demuestran que todo fue discurso.

La dinámica electoral, tal y como se está presentando desde ya, dejará fuera a mujeres valiosas y con mucho que aportar al paí­s. Las alianzas electorales dejan en segundo plano las cuotas de género, si es que existen. Muchos partidos pequeños o por desaparecer, en su afán de sobrevivencia, privilegiarán candidaturas masculinas. Por último, el sistema de financiamiento partidario, casi en su totalidad privado, es un factor que dificulta que las mujeres puedan situarse en los primeros lugares de los listados, los cuales tienen costos exuberantes; además excluye opciones de izquierda donde las mujeres pueden tener mayores posibilidades.

Si los partidos polí­ticos no hacen verdaderos esfuerzos por incluir mujeres en sus listados, es muy probable que el número de mujeres en el Congreso de la República, en las alcaldí­as y concejos municipales disminuya. Hoy por hoy estamos mal, viviendo en una democracia que no es democracia, siempre a la cola del resto de paí­ses de la región. ¿Cómo estarí­amos democráticamente hablando, cómo nos calificarí­an, si el número de mujeres disminuye? Serí­a muy negativo para el paí­s y para la democracia, que en las próximas elecciones en lugar de avanzar, retrocedamos.