Hace unos días, transitando en medio del silencio de la noche por la ciudad de Guatemala, observé la inundación de los anuncios luminosos que ha promovido el alcalde capitalino. En medio de la soledad nocturna, los anuncios destacan más y es posible verlos en todos sus detalles. En ellos aparece la imagen del alcalde, con el pelo antaño rubio empezando a encanecer. Hombre blanco en un país de mestizos e indígenas, el porte oligárquico de Arzú aparece en plenitud. En la parte baja del anuncio aparece una suerte de banda presidencial, la cual está en horizontal y no en diagonal, acaso para no hacer más evidente la intencionalidad de la publicidad. En la banda presidencial simulada, aparece el slogan que fue tan famoso en las décadas pasadas: «Dios, Patria, Libertad». En la parte de arriba, la frase «Retomemos el camino».
He platicado con algunos de mis colegas y amigos sobre la intencionalidad del anuncio. Y no hay consenso sobre la misma. ¿Quiere ílvaro Arzú postularse para las próximas elecciones presidenciales? Sería la figura ideal para enfrentar a Sandra Torres desde una postura de derecha. Pese a sus desencuentros con la cúpula empresarial, el alcalde Arzú es personaje conspicuo de ese mundo y es portador de la mentalidad oligárquica y conservadora que es consustancial a ese mundo en Guatemala. Además es un hombre con un gran capital político como lo ha demostrado el que haya ganado reiteradamente las elecciones municipales en la ciudad de Guatemala. Es ílvaro Arzú un alcalde exitoso por lo menos en cuanto a imagen se refiere y la ciudad de Guatemala, y el país, lo recordará no solamente como el ex Presidente que es, sino también porque su gestión edilicia ha marcado ya una época de la ciudad. Pero al parecer ya no es tiempo para iniciar una lucha por una reforma constitucional que lo habilitará para contender en las elecciones presidenciales del año entrante. ¿Acaso busca Arzú empezar a presionar para dicha reforma constitucional a efecto de que pueda contender en 2015? Algunos dicen que es demasiado tarde para Arzú, no tanto por su edad como por su salud.
El hecho cierto es que ílvaro Arzú tiene planes para él, que tendrían como plan B el continuar su gestión edilicia. Tiene el capital político para hacerlo por muchos años más. Lo que me interesa destacar es el contenido de su propaganda. La pregunta inevitable es: ¿De qué momento de nuestra historia quiere arrancar Arzú? ¿Cuál es el tramo en donde Arzú quiere retomar el camino? Uno se pregunta si lo quiere hacer a partir de 1931 cuando Jorge Ubico Castañeda asumió la presidencia y comenzó la última dictadura unipersonal de Guatemala. Arzú comparte la admiración oligárquica y reaccionaria por el dictador, como lo demuestra el haber bautizado con su nombre uno de los pasos a desnivel de la ciudad. Retomar el camino a partir de ese momento resulta un disparate porque ni el mundo ni Guatemala es el mismo de aquella época. El que haya reciclado el slogan del MLN, adalid del ultraderechismo anticomunista en Guatemala, lo lleva a uno a preguntarse si lo que quiere es retomar el camino inaugurado en 1954 y que fue abandonado con la firma de los acuerdos de paz hecha por su propio gobierno y la URNG en 1996. Al leer en medio del silencio de la noche «Dios, Patria y Libertad» recordé el lúcido análisis hecho por Daniel James en su libro «Tácticas Rojas en América latina: el caso Guatemala». En este libro, el analista anticomunista presumiblemente pagado por la CIA, advertía premonitoriamente a los lectores que si el triunfante anticomunismo de 1954 se conformaba con ofrecerles a los guatemaltecos «Dios, Patria, Libertad» y no hacía reformas sociales y políticas, Guatemala viviría años de caos y violencia. Fue exactamente lo que sucedió.
Resulta pues también un disparate pretender retomar el camino a partir de 1954.
Acaso Arzú nos esté diciendo que hay que retomar el camino a partir del año 2000 cuando terminó su gestión presidencial. Ello implica que Guatemala debería volverlo a hacer presidente. No es tal pretensión una tontería, pero hay que recordar que la gestión de Arzú además del acierto de la firma de la paz fue decisiva en la plena instauración de las privatizaciones y las políticas neoliberales que tienen a Guatemala no solamente como Estado fallido, sino como una sociedad fallida.
Como en gustos se rompen géneros, estoy de acuerdo en que hay que retomar el camino. Pero a diferencia de Arzú, pienso que el camino a retomar es el de la eliminación de la pésima calidad de la democracia en Guatemala y que eso se logrará si hay reformas sociales y políticas que eliminen la pobreza, la desigualdad, el racismo, la injusticia social, la delincuencia común, la organizada y la de cuello blanco, la corrupción, la evasión fiscal, la depredación ambiental. No ha sido el camino tomado por Arzú, el neoliberalismo rampante, el que ha logrado eliminar estas lacras sociales.
En efecto, hay que retomar el camino, pero un camino distinto al que nos propone el alcalde capitalino.