Ciudad devastada por explosión


Soldados mexicanos remueven los tanques de gas de un hogar dentro de la ciudad de San Martí­n Texmelucan. FOTO LA HORA: AP Rodolfo Pérez

Una enorme explosión de un oleoducto transformó ayer algunas calles de esta ciudad en rí­os de fuego, incinerando a 28 personas %u2014incluyendo 13 niños_, autos y casas en un desastre del que las autoridades culpan a ladrones de petróleo.


Bomberos caminan por la calle devastada por la explosión. FOTO LA HORA: AP Marco Ugarte

Algunos funcionarios estimaron que la fuga de crudo y la explosión en San Martí­n Texmelucan, en el estado central de Puebla, afectó a unos 5.000 habitantes en un radio de cinco kilómetros (tres millas) y calcinó automóviles y 115 viviendas. Algunos metales y el pavimento se deformaron por el intenso calor y en algunos casos se calcinaron totalmente.

Los familiares de las ví­ctimas sollozaban mientras los cadáveres quemados eran extraí­dos de sus incineradas viviendas. En algunos casos, los restos solamente eran pilas de cenizas y huesos. Las autoridades identificaron a todos con excepción de cuatro ví­ctimas el domingo por la noche. Aunque revelaron algunos de los nombres, dijeron que no sabí­an si se trataba de residentes de la zona, o si se trataba de posibles sospechosos.

Un ama de casa, Zoyla Pérez Cortés, de 27 años, dijo que despertó a las 5:30 de la mañana debido a un potente olor extraño, parecido a gasolina. Minutos más tarde su calle estalló en llamas. Su esposo derribó un muro con el fin de permitirle escapar junto con sus tres hijos por la parte trasera de su casa de cemento.

Su cuñado fue atendido con quemaduras en un hospital, pero ella desconoce la suerte que corrieron la esposa de éste y sus dos hijos.

«Era como el mismo infierno que estábamos viviendo. Todo estaba cerrado en humo», narró la mujer con los ojos enrojecidos por el llanto.

Además de los muertos, al menos 52 personas quedaron heridas y unas 84 continuaban en un albergue el domingo por la noche después de huir de San Martí­n, que se ubica a unos 90 kilómetros (55 millas) al este de la capital mexicana. Más de 115 casas se incendiaron, y de ellas 32 quedaron destruidas.

Al parecer la explosión, ocurrida alrededor de las 5:30 de la madrugada, fue causada por ladrones que trataban de llevarse petróleo, afirmó Valentí­n Meneses, secretario del Interior del estado de Puebla, donde se halla San Martin. Los investigadores encontraron un forado en el oleoducto y equipos para extraer crudo, señaló Laura Gurza, coordinadora general de Protección Civil de la Secretarí­a de Gobernación federal.

«Se les salió de control por el alto grado de fuerza con la que sale el combustible», refirió el funcionario estatal.

El crudo comenzó a derramarse por casi un kilómetro (media milla) hasta las calles y un rí­o que pasa por la zona. Ambos se incendiaron al parecer por una chispa, aunque se desconoce su origen. Varios cadáveres fueron hallados en automóviles cercanos al lugar de la filtración, pero las autoridades desconocen si eran personas que participaban en el robo o si se trataba de gente que pasaba por el lugar cuando se produjo la explosión.

«Eran rí­os de fuego los que veí­amos en las calles», dijo Meneses.

La paraestatal Pemex, propietaria del oleoducto, informó en un comunicado que al detectar una caí­da de presión en la estación de bombeo de San Martí­n Texmelucan se suspendió el enví­o de crudo por ese ducto.

Muchas de las casas destruidas eran hogares humildes de cemento de dos pisos.

José Luis Chávez, de 58 años, quien vive a 10 calles del lugar de la explosión, expresó que escuchó un par de estruendos potentes y «horribles», y vio que algunas llamas se elevaron más de 10 metros (30 pies) de altura. Fue como si una bomba hubiera estallado en el subsuelo, agregó.

Gurza dijo que la gente no tiene permitido vivir cerca de oleoductos, pero Chávez y otros residentes indicaron que habitaban en la zona desde hace varios años.

En tanto, el presidente Felipe Calderón llegó el domingo por la tarde a la zona afectada, donde conversó con algunos damnificados en un albergue y revisó los daños que sufrió la calle principal donde explotó el oleoducto. Previamente el mandatario habí­a expresado sus condolencias a los familiares de las ví­ctimas y su solidaridad con los lesionados.

Indicó que su gobierno ofrecerí­a su apoyo total a la pesquisa para hallar a los culpables de la explosión con el fin de que sean llevados ante la justicia. Hasta el momento no hay detenidos.

En tanto, el secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, convocó a varios secretarios del gabinete para que apoyen a las ví­ctimas con servicios médicos y albergues, además de ayudarlos en la recuperación de sus casas y propiedades perdidas por la conflagración.

Las autoridades indicaron que el incendio ya habí­a sido controlado para el domingo a mediodí­a y que el fuego que quedaba estaba consumiendo el crudo restante. La zona se quedó sin suministro de electricidad y de agua.

San Martí­n Texmelucan es una localidad de 130.000 habitantes, de acuerdo con cifras gubernamentales del 2005, ubicada en una región donde la ganaderí­a y la agricultura son las principales actividades económicas. También hay un sector manufacturero que elabora productos quí­micos y petroquí­micos, textiles y metales, según afirma la página en internet de la localidad.

Petróleos Mexicanos ha batallado con robos crónicos de combustible y llega a perder hasta el 10% de su producción total por este motivo.

Los robos de petróleo en el estado de Puebla han aumentado notablemente en los últimos años, de siete en el 2008 a 13 en octubre del presente año, de acuerdo con la firma Risk Evaluation Ltd., que ofrece análisis de riesgos a las empresas, a los gobiernos y a las organizaciones sin fines de lucro.

El director general de la firma, Alberto Islas, radicado en México, informó que varias organizaciones de delincuentes son responsables de estos robos, entre ellas el cártel de narcotraficantes de los Zetas, un grupo de sicarios formado por ex militares que han generado gran cantidad de hechos de violencia debido a sus enfrentamientos con el cártel del Golfo, antiguamente aliado suyo.