Una de las cuatro parroquias que hubo en Santiago Capital del Reino de Guatemala fue la del mártir San Sebastián, en efecto, desde el año 1565 fecha en la cual recios temblores afectaron la floreciente Capital, los vecinos tuvieron a bien implorar la intercesión del Santo para que el Altísimo se apiadara de su situación y cesara tan grave flagelo lo cual fue una realidad en corto tiempo, por lo que una ermita dedicada a San Sebastián fue construida en lugar distinto al que hoy día ocupan las ruinas que en La Antigua Guatemala es posible admirar con el mismo nombre, el cambio de acuerdo al relato del cronista Domingo Juarros se debió a la dificultad que tenían los feligreses de asistir al primigenio templo por lo agreste del terreno donde había sido emplazado.
En el lapso 1580-1582 se hizo realidad la reubicación del templo en un lugar más cómodo. Este templo llegó a ser la segunda parroquia que hubo en Santiago después del Sagrario; de tal manera que durante siglos hubo notable actividad devocional y en funcionamiento cofradías y hermandades como las de Animas, Ecce Homo, San José y otras más; dentro de todas ellas se hace alusión en esta oportunidad a la de N. S. de La Esperanza, aunque se conocía su funcionamiento desde los primeros años del siglo XVII, un documento del Archivo General de Centro América recientemente consultado por este servidor permite ubicarla en el siglo XVI, en efecto, desde año 1598 se conoce que Diego Sánchez mayordomo de dicha cofradía recibió de Alonso de Miranda albacea y tenedor de bienes de un tal Fausto de Arratia 6 tostones de limosna, a partir de ese dato es posible hallar muchas citas documentales que mencionan a imagen y cofradía como sucede en los siguientes casos a continuación descritos.
En el testamento de Francisco Roldán, quién lo otorgó ante el escribano Sebastián Gudiel el 19 de agosto de 1605, se hace ver que era hermano de la cofradía de N. S. de la Esperanza fundada en San Sebastián; otro caso de principios del siglo XVII es el acaecido el 25 de julio de 1611, fecha en la cual otorgó testamento Toribio Domínguez ante el mismo escribano, pidiendo ser enterrado junto al altar de N. S. de la Esperanza.
Pocos años más tarde, el 9 de mayo de 1623, testó ante el mismo escribano Gudiel la doncella Ana Beatriz, ella pidió ser enterrada en un lugar «…frontero del altar de Nuestra Señora de Esperanza…» ; un deseo semejante tuvo doña Gregoria de Escovar, quién lo manifestó en su escritura testamentaria otorgada ante el escribano Gaspar de Armas el 24 de agosto de 1632, ella pidiendo ser enterrada ante el altar de N. S. de la Esperanza.
La lista de feligreses devotos de N. S. de la Esperanza que pidieron ser enterrados muy cerca de su imagen aumenta el 9 de abril de 1641 cuando testó Matheo García ante el escribano Pedro de Estrada, don Matheo pidió ser enterrado en un lugar cercano a la peaña de N. S. de la Esperanza.
Aunque existe un lapso de tiempo relativamente largo en el cual no se conoce información escrita de entierros vinculados a esta imagen, se sabe que no sólo personas que otorgaron testamento pidieron ser enterradas muy cerca de la imagen de N. S. sino una notable cantidad que no lo otorgaron.
Es hasta el 22 de mayo de 1686 cuando se detecta de nuevo un testamento otorgado por Ana Salguero oriunda de México, ella pidió ser enterrada en la capilla mayor junto al altar de N. S. de la Esperanza, aquí se conoce por vez primera que esta imagen tenia altar en la capilla mayor del templo; prosigue otro deseo semejante que fue el de Joana de Ayala oriunda de Quetzaltenango, ella en su testamento, que lo hizo realidad el escribano Pedro Contreras fechado para el 28 de noviembre de 1686, pidió ser enterrada cerca del altar de N. S. de la Esperanza.
Finaliza esta secuencia de entierros para el siglo XVII con tres más pedidos en escrituras testamentarias ante el escribano Guillermo Pineda uno fechado para el 3 de octubre de 1699 de Josepha de Escovar quien pidió ser enterrada al pie del altar de N. S. de La Esperanza, el otro de fecha 26 de noviembre de 1699 de doña Francisca Menendes de Oviedo viuda de Francisco Pacheco, ella pidió ser enterrada al pie del altar de N. S. de la Esperanza y finalmente el tercero fechado para el 28 de diciembre de 1699 en esa ocasión Maria Pasquala quien pidió ser enterrada al pie del altar de la misma imagen.
Para el siglo XVIII se tiene un primer dato el 10 de diciembre de 1711, en esa ocasión el alférez Juan de Estrada pidió como uno de sus postreros deseos ante el escribano Diego Coronado, ser enterrado delante el altar de N. S. de la Esperanza.
Posteriormente a esta fecha disminuyen ostensiblemente los registros testamentarios en los cuales los vecinos piden ser enterrados en lugar cercano a la imagen de N. S. de La Esperanza, sin embargo el seguimiento de imagen y cofradía es posible debido a que es mencionada en inventarios de bienes religiosos de esta sede parroquial como sucede con el inventario de 1746 que se encuentra adjunto a las autos de la visita pastoral del año 1748 llevada a cabo por el arzobispo Pedro Pardo de Figueroa, esta imagen se hallaba en el altar mayor junto a otras mas que eran: San Sebastián, N. S. de los gozos, N. S. de Dolores y N. s. de Asunción.
En agosto de 1769 el arzobispo Cortes y Larraz visitó la sede parroquial de San Sebastián y conoció entre las cofradías y hermandades activas a la de N. S. de La Esperanza.
Hoy día esta imagen es posible conocerla porque ocupa lugar preferente dentro de la capilla de la imagen de Virgen de Dolores del Manchén, dicho recinto se encuentra en el cuerpo del templo hacia el lado norte. De mediana estatura la imagen destaca por su rostro equilibrado y suave el cual dimana serenidad. No se conoce de momento que esta imagen hubiera sufrido cambio o sustitución a lo largo del tiempo, desde el lejano 1598 cuando se le cita por vez primera en esta investigación, aunque ese detalle aún es objeto de investigación.
La devoción a la Virgen con el nombre de N. S. de La Esperanza no es muy común en el Reino de Guatemala, siendo posible identificar esta advocación con otro nombre y en otros templos de la Capital del Reino como es el caso de imágenes de N. S. de la Expectación o de Los Remedios. Iconográficamente hablando este tipo de imágenes presentan a la Virgen con el Niño Jesús al inicio de su maternidad, existiendo variantes donde la Virgen tiene ya al Niño Jesús en sus brazos e inclusive el nombre de Esperanza también se usa en imágenes de Dolorosas, siendo en el caso de la imagen objeto de atención una representación donde se puede apreciar a la Virgen con sus manos en actitud de oración.
Sin duda alguna, esta imagen fue objeto de notable veneración por los piadosos vecinos de la Capital del Reino por siglos, máxime en los días de Navidad.