Los adultos en general somos responsables y vivimos preocupados que nuestros hijos y nuestros nietos no vayan a caer en el consumo de las drogas legalmente autorizadas o no. Deseamos que nuestros descendientes no abusen del alcohol, no adquieran el negativo y nefasto vicio del tabaco y por supuesto que no se les presenten las oportunidades de experimentar, mucho menos de enviciarse con el uso o consumo de las drogas prohibidas, sean éstas marihuana, cocaína, crack, LSD y demás.
jfrlguate@yahoo.com
Nuestros deseos se ven amenazados y complicados por la realidad existente en el mundo, no hay país donde pueda decirse que parte de su población no es adicta a fumar, a consumir alcohol o a utilizar drogas prohibidas.
Cada día se acerca la disyuntiva de legalizar, regularizar y gravar el consumo de drogas prohibidas y así se sepa quién vende, dónde se vende esos productos. La otra alternativa es continuar con la producción y venta ilegal a las personas, a nuestros hijos o nuestros nietos de la marihuana, cocaína, crack, del LSD, de las anfetaminas y demás drogas existentes. Son cada día más los países y los estados que integran la unión norteamericana donde se plantea formalmente la disyuntiva de legalización.
Recientemente en California se votó sobre si se autorizaba el uso, la tenencia y la producción de la marihuana. 53 por ciento de quienes votaron dijeron NO, 47% dijo Sí, lo más significativo fue que los adultos de los 20 a los 30 años no concurrieron a votar masivamente sobre ese planteamiento, si lo hubieran hecho, la opinión de los expertos es que la marihuana hubiera quedado legalizada en ese importantísimo estado de Norteamérica.
Quién nos dice que dentro de dos o cuatro años el tema no vuelva a replantearse y que con muchas probabilidades se apruebe la tenencia, el uso y la producción de marihuana para consumo de los adultos a su criterio. De hecho, ya está legalizado el consumo, la tenencia y producción de esta droga para efectos medicinales.
Si se analiza los costos de combatir el tráfico ilegal de drogas y los crímenes relacionados a ese tráfico, encontraremos que uno de los mayores medios de recaudación tributaria serían las drogas actualmente prohibidas, las cuales producirían un monto de impuesto a recaudación superior a la que produce el alcohol y el tabaco que son, como productos individuales, los que más recaudación generan comparativamente a cualquier otro producto de venta y consumo legal. Adicionalmente, dejaríamos de tener la permanente presión de Estados Unidos, país donde se concentra el mayor número de compradores y consumidores de drogas. Por supuesto, al legalizar -si ese fuera el caso- la importación, producción, distribución y venta de la marihuana o de otras drogas, el crimen se reduciría significativamente y encontraríamos grupos empresariales como los que actualmente producen tabaco y alcohol, quienes abiertamente efectuarían esa actividad.
En lo personal, señalo que repudio el consumo de tabaco, el consumo de alcohol y por supuesto el consumo de cualquier droga ilegal, pero repudio más la manera en que los norteamericanos nos obligan a invertir una buena parte de nuestros impuestos, de nuestro recurso humano, de tergiversar las leyes para luchar contra el problema que ellos han creado y cada día estimulan más.
Aplicando un concepto empresarial, qué importante sería para que todos los guatemaltecos dimensionáramos el costo y el esfuerzo a que nos vemos obligados por los norteamericanos al combatir las drogas, que se publicara cuánto es lo que en los últimos diez años se ha invertido en el combate al tráfico de drogas.