Por ser importantes los cables aludidos transcribo su contenido: Los cables indican que «un alto mando local les explicó que existen 43 pasos de frontera denominados «pasos ciegos» donde grandes camiones cruzan fácilmente sin ser detectados. De los ocho pasos fronterizos oficiales, solo cuatro están controlados por oficiales migratorios. «La falta de recursos en Playa Grande», concluye el informe, «es alarmante».
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En la zona fronteriza de Cobán, «Lo que está ocurriendo allí es típico de muchas áreas rurales de Guatemala. Las fuentes nos dicen que la policía de Cobán es corrupta y está relacionada con los traficantes, y a veces incluso les proporcionan escolta. Algunos jueces y fiscales están demasiado asustados para hacer bien su trabajo. Otros están ligados a los traficantes. Aduciendo que la seguridad no es de su competencia, la mayoría hace la vista gorda a la violencia del narco en las calles de Cobán (…). Ya no es el lugar pacífico que era hace un año y medio…». La culpa, según los diplomáticos de EE. UU., la tiene el cártel mexicano de los Zetas, formado por ex militares, que ha desplazado a la zona a un centenar de sus sicarios. «Están comprando tierra para formar un corredor hacia la frontera de México. Se han reunido con los productores locales de palmera africana para decirles qué tierras pueden comprar y cuáles no». Según los despachos enviados a Washington por la embajada en Guatemala, un buen puñado de sicarios mexicanos se estableció en dos barrios populares de Cobán, El Esfuerzo-1 y El Esfuerzo-2, muy cerca del aeropuerto. Las autoridades locales de migración les estaban ayudando a obtener pasaportes guatemaltecos. Una fuente local informó a los enviados norteamericanos que «los Zetas usan libremente el aeropuerto, incluso en horas diurnas». Otro de los cables relata una visita al departamento de San Marcos, el comandante de un pequeño destacamento naval que roza el esperpento, «Declaró que él tenía dos pequeños barcos para patrullar 125 millas de costa, incluyendo cuatro desembocaduras de río a menudo utilizadas por los contrabandistas. Añadió que actualmente tenía 130 galones de gasolina y como mucho recibía 50 galones cada dos meses. Dijo que con sus recursos limitados su unidad solo podía patrullar una vez a la semana…». Y que, para evitarlo, «solo disponía de dos vehículos y 70 hombres». El resto de su personal, unos 370 hombres, estaban desplegados en la zona montañosa para intentar erradicar la amapola. Otro contacto les confesó la existencia de «por lo menos 72 pasos ilegales para cruzar el río Suchiate; y como corolario, cuando la delegación norteamericana visitó uno de los pasos ilegales «Varias balsas estaban llevando inmigrantes a México y trayendo mercancías de contrabando a Guatemala. Los contrabandistas no parecían preocupados por la presencia de los militares de Guatemala. Varios ofrecieron llevar a la delegación al otro lado del río por un dólar por persona…».