Los líderes de la Unión Europea (UE) se reúnen este hoy y mañana en una cumbre en Bruselas con la ambición de cerrar filas ante las turbulencias en los mercados y hallar soluciones duraderas a la crisis de la deuda en la Eurozona, que amenaza nuevamente con golpear a España.
En un intento de enviar un mensaje de confianza, el Banco Central Europeo (BCE), cuyo papel está resultando clave a la hora de apoyar a los países más afectados por la crisis, anunció antes de la apertura de la reunión que duplicará su capital hasta 10.760 millones de euros.
El objetivo de los europeos es convencer a los mercados de que hay unidad y determinación entre los 16 países de la unión monetaria.
«Debemos enviar un claro y decisivo mensaje», emplazó la canciller alemana, Angela Merkel, a su llegada a Bruselas.
«Todos compartimos la misma meta: garantizar una Europa y una moneda estables», agregó Merkel, pese a ser acusada por algunos de sus colegas de falta de solidaridad por sus objeciones a las últimas propuestas anticrisis.
«Estamos decididos a todo», corroboró por su parte el jefe de fila de los ministros de Finanzas de zona euro, Jean-Claude Juncker.
La cumbre será la última de un «annus horribilis» para la Eurozona, en que la deuda pública de sus Estados miembros generó una ola de desconfianza en los mercados, cobrándose dos víctimas que necesitaron ser rescatadas, Grecia e Irlanda.
España, un «peso pesado» en la Eurozona, concentra ahora las dudas de los inversores, después de que la agencia Moody»s amenazara el miércoles con rebajar una vez más su nota, pese al severo plan de austeridad adoptado por el gobierno para enderezar sus finanzas públicas.
El Tesoro Público español logró este jueves colocar en el mercado 2.400 millones de euros a plazos de 10 y 15 años, pero a un interés mucho más alto que en su última venta.
España y Portugal, también enfrentado a la escalada de las tasas de su deuda, deberán presentar en la cumbre las «reformas estructurales» que prevén acometer con el fin de «calmar las turbulencias en los mercados», advirtió Juncker en una entrevista al diario italiano Corriere della Sera.
Los 27 jefes de Estado y de gobierno de la UE prevén en su cumbre sentar las bases de un fondo de rescate permanente para la zona euro, que reemplazará en 2013 al creado en mayo por tres años y dotado de 440.000 millones de euros.
Para poner en marcha el mecanismo, en el que también participarán los bancos, los líderes deberán adoptar una reforma limitada del texto fundamental de la UE, el Tratado de Lisboa, en vigor desde hace sólo un año.
Completado con 250.000 millones de euros del Fondo Monetario Internacional (FMI) y 60.000 millones de euros de la Comisión Europea, el fondo fue utilizado por primera vez para financiar una parte del rescate a Irlanda y los inversores ponen en duda que sea suficiente para salvar a otros países en caso necesario.
«Debemos demostrar que tenemos grandes los bolsillos», instó el ministro belga de Finanzas, Didier Reynders, cuyo país ocupa la presidencia de turno de la UE.
Pero, para aumentar los recursos del fondo, la UE debe convencer sobre todo a Merkel, que no ve ninguna urgencia en poner más dinero sobre la mesa.
Berlín, apoyado por París, también rechaza una propuesta de crear eurobonos –emisiones de deuda conjunta de varios países de la Eurozona–, para ayudar a los Estados cuyas obligaciones se venden a tasas de interés desorbitadas.
«Preocupa el hecho de que países con buenos datos económicos y estabilidad fiscal puedan experimentar un encarecimiento» de su deuda con los eurobonos, justificó el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt.
La cumbre se celebrará no obstante en medio de un cierto retorno a la calma en los mercados, gracias sobre todo a la compra de 72.000 millones de euros en obligaciones de los países más frágiles por parte del BCE.
La cumbre de la Unión Europea (UE) que se celebra hoy y mañana en Bruselas está llamada a completar una nueva caja de herramientas para ayudar a la Eurozona a evitar un deterioro de la crisis de la deuda soberana, que este año hizo tambalear sus cimientos.
– FONDO DE RESCATE PROVISIONAL
Tras la crisis financiera griega, un plan de ayuda inédito pero provisional fue puesto en marcha en mayo para acudir al rescate de los países en apuros, como fue el caso en noviembre de Irlanda.
Es un mecanismo dotado de 750.000 millones de euros: su grueso, 440.000 millones de euros, procede de un fondo de garantías de los Estados de la zona euro, creado para un periodo de tres años. Otros 250.000 millones son aportados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y 60.000 millones por la Comisión Europea.
– MECANISMO DE CRISIS PERMANENTE
Cuando el primer fondo desaparezca, en 2013, un mecanismo permanente tomará el relevo, con el mismo objetivo. Su creación requerirá un cambio limitado del Tratado de Lisboa, el texto fundamental de la UE, en vigor desde hace sólo un año.
Por primera vez, los poseedores de deuda pública (bancos, fondos de inversiones) podrán ser forzados a arrimar el hombro en caso de que sea necesaria la reestructuración de la deuda de un país.
Los medios financieros podrían ser aumentados respecto al fondo actual, si bien por ahora la cuestión está lejos de reunir la unanimidad de los europeos.
– DISCIPLINA PRESUPUESTARIA REFORZADA
El Pacto de Estabilidad de la UE, que permite a la Comisión Europea ejercer de «policía presupuestario», vigilando los niveles de deuda y déficit públicos de los países, será reforzado.
A partir de 2011, los Estados miembros deberán someter a Bruselas los borradores de sus presupuestos nacionales antes de ser votados en sus respectivos parlamentos. El objetivo es evitar «sorpresas» a posteriori sobre el endeudamiento real de un país.
Las sanciones contra los Estados laxistas se adoptarán más fácilmente y con mayor antelación, si bien no serán automáticas.
– APOYO DEL BCE
El Banco Central Europeo (BCE) apoya desde hace unos meses a los países en dificultades interviniendo directamente sobre el mercado de deuda para comprar títulos de los países menos solventes con el fin de frenar la escalada de sus tipos de interés.