Primero quiero dejar claro que por supuesto que no tengo nada que ver ni con el narcotráfico ni con el crimen organizado ni cosa por el estilo. Esto lo digo por aquello de los oficiosos defensores de la LED y otras leyes de ese tipo que se dan a la tarea de tacharlo a uno de criminal si uno no está de acuerdo con lo que a ellos les parecen leyes importantes en el desarrollo de la justicia guatemalteca. La nueva Ley de Extinción de Dominio me parece una pésima herramienta por dos motivos fundamentales: 1. Que la ley misma es ridícula, mal redactada, anticonstitucional, que violenta el legitimo derecho a la propiedad y atropella el debido proceso. 2. Porque con esta como con otras leyes de reciente creación, queremos tapar el sol con un dedo, no arreglamos la raíz del problema, lo agravamos y no construimos instituciones sino las debilitamos y por si fuera poco facultamos a los gobernantes para que abusen de su poder y por favor no sea tan noble y crédulo para creer que esta vez no abusarán.
Alguien comentó ayer con mucha razón que la propiedad privada y sus garantías eran la piedra angular del sistema capitalista y que en el momento que se atentara contra esta el pueblo era capaz de botar gobiernos, pues a mi manera de ver y después de leer la ley creo que más claro no canta un gallo, el atentado es directo contra el derecho de propiedad de las personas y hay que aclarar, no solo contra narcos, criminales y delincuentes sino contra el derecho de propiedad de cualquier hijo de vecino que al parecer de los gobernantes obtenga sus cositas de manera anómala. Ese es el problema precisamente, no hay un proceso legal para definir quién es y quien no es narco, criminal o delincuente sino eso lo decide el gobernante de turno con la valiosa ayuda de su discrecionalidad. Y primero le quita las cosas a uno y después pregunta, investiga o averigua si uno es o no es. No sé qué le pasa a la gente porque regularmente uno escucha que todos los políticos son unos tales por cuales y aun así le damos las armas para que nos sigan ultrajando, somos algo masoquistas.
La característica de la ley que me dejo baboso es esa que le da vida a los bienes como que se tratara de los juguetes de Toy Story. Los muchachos se encargaron de decir que los procesos en este caso no son ni civiles ni penales sino contra la «cosa», o sea que le montan proceso a las lanchas y los aviones pero no necesariamente a sus dueños como que si las «cosas» pudieran ser intrínsecamente malas o el cártel de las lanchas esté armando balaceras en Cobán. ¡Hay que encontrar a la lancha jefe para cortarle la cabeza a esa organización!
Me parece que no es el camino correcto, lo correcto sería gastar los recursos y las ideas en el fortalecimiento del Estado de Derecho, hay que meterle plata a las instituciones, hay que fortalecer, entrenar y aumentar el número de jueces y fiscales. Hay que darle fuerza al sistema penal y civil para que aplique las leyes que, de paso, ya existen para confiscar bienes de mal origen. Creo que los grandes perdedores de esta historia somos los guatemaltecos porque el capital tiende a buscar sistemas más seguros y estables. Me preocupa sobremanera el uso que se le puede dar a este nuevo instrumento de control, seguimos cediendo terreno, cada vez le entregamos a los gobernantes más de nuestras vidas y esto va a parar mal. Como dijo un señorón:
«Autoridad que no abusa de su poder, pierde credibilidad»