La ley prohíbe de manera tajante la campaña anticipada, cuestión con la que nosotros no estamos de acuerdo porque creemos que en un país con tan pobre desarrollo político los partidos tendrían que estar en campaña permanente. Pero la ley es clara y aunque no nos guste no queda más que acatarla hasta que alguien proponga y logre su modificación, por lo que no puede hacerse propaganda electoral antes de la convocatoria a elecciones.
Pero los partidos políticos, sabiendo que la ley no tiene dientes, como dice el presidente Colom, se aprovechan de la falta de capacidad del Tribunal Supremo Electoral para sancionar de manera enérgica la violación legal y hacen su campaña tranquilamente sabiendo que lo más que tendrán que hacer es pagar una multa.
El caso, sin embargo, es que estamos frente a los dirigentes que aspiran a convertirse en las autoridades nacionales y lo que nos están demostrando es desde ahora su absoluto irrespeto por las normas legales. Hay un pastor y rector universitario que anda pidiendo que le aclaren el concepto de propaganda porque dice que lo que él hace es otra cosa. Propaganda es propaganda y las vallas y mensajes radiales que se difunden caen justamente en ese concepto que es demasiado claro como para que quien dirige una universidad no lo entienda.
Si con el tema de la campaña anticipada no pueden demostrar respeto a las leyes del país, aunque las mismas sean equivocadas o no nos gusten, qué se puede esperar de ellos si llegan a gobernar. Por supuesto que entonces volverán a pasarse la normativa del derecho por el arco del triunfo porque así como ahora estiran interpretaciones para hacer lo que les viene en gana, lo harían si llegaran a ocupar el poder y con consecuencias más graves tanto en lo que tiene que ver con el respeto a los derechos ciudadanos como en lo que tiene que ver con las normas de transparencia en el manejo de los recursos públicos.
No puede haber matices en cuanto al respeto a la ley. O somos respetuosos de sus normas o la violamos descaradamente como hacen estos políticos que prefieren pagar una multa que respetar la normativa.
Dentro de los aspectos absurdos de la ley es que se castiga a los que ponen vallas o pagan para difundir mensajes radiales o televisados, pero no se hace nada cuando alguien usa los espacios de gobierno para llevar agua a su molino electoral, como ocurre con el oficialismo que sin formalizar candidatura, mantiene en la palestra a su candidata en contacto permanente con la población a lo largo y ancho del territorio nacional. Los partidos debieran modificar la ley en el Congreso en vez de limitarse a violarla burda y descaradamente.