Se extiende llamado contra convivencia con no judí­os


El llamado de varios rabinos israelí­es contra la convivencia con no judí­os, que apunta en primer lugar a los árabes, levanta ampollas en Israel, aunque también está recibiendo apoyos de otros religiosos.


Unos 250 rabinos israelí­es se unieron a 50 de sus colegas, que esta semana llamaron en una carta abierta a prohibir la venta o el alquiler de casas y terrenos a no judí­os.

El primer ministro Benjamin Netanyahu, el presidente Shimon Peres y el presidente del Parlamento, Reuven Rivlin, condenaron el manifiesto.

«Â¿Cómo reaccionarí­amos si alguien proclamara que está prohibido venderle casas a los judí­os?», se preguntó Netanyahu.

El fiscal general del Estado, Yehuda Weinstein, anunció en un comunicado que sus servicios estudian la posibilidad de «emprender sanciones administrativas o acciones penales» contra los firmantes, aunque matizó que estas iniciativas son legalmente «muy problemáticas».

Por el momento no se ha tomado ninguna sanción contra los firmantes, funcionarios del Estado a cargo de los servicios religiosos (entre ellos las bodas), o directores de seminarios talmúdicos, tanto en Israel como en las colonias judí­as de Cisjordania ocupada.

«Expresan la angustia de toda una población, en particular las capas más pobres», declara a la AFP el sociólogo e historiador Menachem Friedmann, profesor en la universidad Bar Ilan.

Según este especialista del mundo religioso judí­o, «como las amenazas que pesan sobre Israel vienen del islamismo, y las posiciones hostiles al Estado de representantes de la minorí­a árabe, se alimenta esta angustia y una mentalidad de gueto, pese a que los judí­os son mayoritarios en Israel».

Si el Estado israelí­ no los sanciona, significará según él que «el poder es débil y depende mucho del apoyo de los partidos religiosos».

«La Tora prohí­be vender a un extranjero una casa o un campo de la Tierra de Israel», escribieron los rabinos en su carta abierta.

«Quien vende o alquila un apartamento (a no judí­os) en un barrio donde viven judí­os le causa un gran daño a sus vecinos, porque el modo de vida (de los no judí­os) es diferente del de los judí­os, porque nos persiguen y vienen a inmiscuirse en nuestra existencia», añaden los rabinos firmantes.

Las organizaciones representantes de la minorí­a árabe en Israel y varias asociaciones de defensa de los derechos humanos se indignaron por el llamamiento, así­ como el Memorial Yad Vashem de Jerusalén, construido en recuerdo de los seis millones de judí­os exterminados por los nazis.

Los grandes diarios también se muestran muy crí­ticos. El rotativo de izquierda Haaretz titula su editorial de este jueves: «El racismo financiado por el servicio público», y considera que los rabinos han «aprovechado su posición para incitar al odio, en violación flagrante de la ley».

«El racismo se extiende», titula el diario de gran tirada Yediot Aharonot.

Por su lado, el gran rabino de Ramat Gan (afueras de Tel Aviv), al frente de un grupo influyente de cientos de rabinos sionistas ortodoxos, denunció el manifiesto.

Sin embargo, los dos grandes rabinos de Israel, askenazí­ y sefardita, no se han unido a las condenas.

La comunidad de árabes israelí­es, descendientes de los 160.000 palestinos que permanecieron en sus tierras tras la creación del Estado de Israel en 1948, cuenta 1,3 millones de personas, el 20% de la población israelí­.

La comunidad es ví­ctima de discriminaciones, sobre todo en cuanto al empleo y la compra de apartamentos en localidades judí­as.