50 años


Acuerdo. Foto de archivo del 25 de marzo de 1957, cuando se firmó el acuerdo que dio vida a la Comunidad Económica Europea en Roma.

Nacida en un continente arruinado por dos guerras mundiales y dividido en bloques antagónicos, la Unión Europea ha logrado en 50 años integrar a paí­ses, muchas veces, enemigos históricos, lanzar un proyecto revolucionario como el euro y convertirse en modelo para el mundo, aunque llega a sus bodas de oro en plena crisis sobre su identidad y su futuro.


El 25 de marzo de 1957, seis paí­ses de Europa Occidental (Francia, Alemania, Luxemburgo, Italia, Bélgica y Holanda) firmaron en Roma el tratado que creaba la Comunidad Económica Europea (CEE), sí­mbolo de una cooperación reforzada entre los signatarios de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (1951) y embrión de la actual UE.

Medio siglo después, la realidad supera quizás hasta el más optimista escenario planteado por el canciller francés Robert Schuman, pionero de la integración europea a través de una célebre declaración en 1950 que proponí­a unir los destinos de Alemania y Francia, protagonistas de tres guerras en un lapso de 75 años, desde 1870 hasta 1945.

En efecto, hoy en dí­a, la UE ha unido no sólo a los eternos enemigos franco-germanos sino a toda Europa, dividida durante cuarenta años por la Cortina de hierro, y ha alejado la amenaza de conflicto bélico en la que vivió sumido durante siglos el continente.

En la cúspide del desarrollo humano en muchos aspectos, la UE ha conseguido imponerse como modelo para otras regiones mundiales, concretando ideas revolucionarias como la creación de una moneda única válida en trece de sus 27 miembros o la libre circulación de ciudadanos dentro del espacio Schengen.

Su modelo social es sí­mbolo de un bienestar para una gran mayorí­a de los ciudadanos, y proyectos como «Erasmus», el programa de intercambio estudiantil, resultados tangibles y visibles que aprovechan todos los europeos.

Vista en forma retrospectiva, la UE es, como se jactan muchos de sus lí­deres, una «historia exitosa», aunque nadie niega que el bloque atraviesa actualmente su crisis más grande, tanto de identidad como sobre sus fronteras, pasando por la confianza de sus ciudadanos y sus reales ambiciones.

La prueba de estas dudas son los problemas que tienen los actuales 27 socios para encontrar un lenguaje común sobre los desafí­os a mencionar en la declaración del 50 aniversario del Tratado de Roma, que será dada a conocer el domingo próximo en una cumbre informal en Berlí­n.

Esta declaración debe marcar el primer paso del camino para que la UE recupere la iniciativa y avance en un necesario proceso de reformas institucionales, tras el duro golpe que significo el rechazo al proyecto de Constitución Europea por parte de franceses y holandeses a mediados de 2005.

«El 50% de las personas quieren más Europa y el 50% piensan que ya hay demasiada Europa. í‰sa es la crisis europea», explicó en su momento con extrema lucidez el primer ministro luxembugués Jean-Claude Juncker, uno de los arquitectos del Tratado de Maastricht (1992) que sentó las bases de la moderna UE.

En efecto, la crisis abierta por el rechazo a la Constitución ha permitido observar en toda su amplitud los temores de muchos europeos de cara al futuro, empezando por nuevas ampliaciones de la UE y la posible adhesión de Turquí­a.

La lista abarcan también la pérdida de la soberaní­a nacional frente a la tecnócrata «Bruselas»; la amenaza de dumping social de parte de los trabajadores del Este; y el déficit democrático generado por un complejo sistema de división de poderes (Comisión Europea, Consejo de la UE, Europarlamento) que los ciudadanos no comprenden.

Como explica el geógrafo Michel Foucher, «los beneficios históricos de la construcción europea han quedado relegados en un segundo plano por el crecimiento, en la opinión pública de varios Estados miembros, de angustias económicas e identitarias».

Frente a esta situación, la declaración de Berlí­n y el debate sobre la Constitución que seguirá bajo presidencia alemana de la UE aclararán un poco el panorama en junio próximo, sin que ello signifique de todos modos encontrar una solución definitiva al problema de inmediato.

Pocas expectativas

Sólo uno de cada cuatro ciudadanos de los cinco paí­ses más grandes de la Unión Europea creen que viven mejor desde su entrada en la UE, según un sondeo conocido hoy.

La consulta del estudio del instituto Harris para The Financial Times en Alemania, España, Francia, Gran Bretaña, Italia y también Estados Unidos muestra que apenas un 25% de encuestados encuentran que sus vidas han mejorado desde que sus respectivos paí­ses se incorporaron a la UE.

Un 44%, en cambio, piensan que las cosas han empeorado. Lo cual no quiere decir que deseen la salida de sus paí­ses de la Europa comunitaria ya que sólo un 22% creen que su situación serí­a mejor fuera del bloque de 27 paí­ses y un 40% opinan que serí­a peor.

Un 35% piensan que la Constitución europea tendrí­a un impacto positivo en sus paí­ses y un 27% estiman lo contrario.

El sondeo The Financial Times/Harris fue realizado con una muestra de 6.772 adultos en los cinco paí­ses europeos mencionados y Estados Unidos entre el 28 de febrero y el 12 de marzo.

No cederí­a

El candidato derechista a la presidencia francesa, Nicolas Sarkozy, favorable a una ampliación del Consejo de la ONU, no quiere que Francia ceda a la Unión Europea su plaza de miembro permanente, dijo anoche en la televisión France 3.

«Muchos paí­ses quieren ser miembros permanentes del Consejo de Seguridad sin pagar el precio de la sangre. Cuando uno es miembro permanente tiene que estar dispuesto a enviar a sus soldados y pagar por ello», observó.

«La ONU no puede seguir con esta composición del Consejo de Seguridad», según el presidente de la formación derechista UMP.

«Pido un paí­s africano, no podemos dejar fuera a mil millones de africanos», recalcó el candidato y ministro de Interior. «Lo mismo digo de América Latina. Planteo la cuestión de la India y Japón».

«No porque hayan perdido la guerra en 1945 dejamos de necesitarlos para garantizar la estabilidad y la paz del mundo», dijo Sarkozy acerca de los japoneses.

Cronologí­a

La Unión Europea celebra el domingo próximo el 50 aniversario del Tratado de Roma, piedra fundacional de una historia marcada por la continua ampliación del bloque y grandes acontecimientos como la caí­da de la Cortina de Hierro, pero también por crisis de diferente magnitud.

Estas son las principales fechas de la construcción europea:

– Abril de 1951: Bélgica, Francia, Holanda, Italia, Alemania y Luxemburgo establecen la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), por la cual se crea un mercado común para la industria de esos dos productos.

– Marzo de 1957: los seis paí­ses firman el Tratado de Roma que establece la Comunidad Económica Europea (CEE), con el objetivo de reforzar su cooperación en materia agrí­cola e industrial.

– Enero de 1963: el general Charles de Gaulle veta la adhesión del Reino Unido. Volverá a hacerlo el 27 de noviembre de 1967.

– Enero de 1973: el Reino Unido, Irlanda y Dinamarca se convierten en miembros de la CEE.

– Marzo de 1979: el Sistema Monetario Europe (SME) entra en vigencia, lo que constituye el primer paso hacia la unidad monetaria.

– Noviembre de 1979: la primera ministra británica Margaret Thatcher abre una grave crisis durante una cumbre en Dublí­n exigiendo un descuento en la contribución británica al presupuesto europeo, que obtendrá cinco años más tarde.

– Enero de 1981: Grecia se convirte en el décimo socio de la CEE.

– Enero de 1986: adhesión de España y Portugal.

– Noviembre de 1993: entra en vigor el Tratado de Maastricht, firmado un año antes y que transforma a la CEE en la actual Unión Europea.

– Enero de 1995. Austria, Finlandia y Suecia entran en la UE.

– Marzo de 1995: entra en vigencia el sistema Schengen que elimina los controles en las fronteras internas de la UE. Gran Bretaña e Irlanda no lo adoptan.

– Enero de 1999: lanzamiento de la móneda única europea, el euro.

– Marzo de 1999: renuncia colectiva de la Comisión Europea, presidida por el luxemburgués Jacques Santer, luego de un devastador informe que denuncia su «grave responsabilidad» en casos de fraude.

– Diciembre de 2000: firma del Tratado de Niza que establece el funcionamiento de las instituciones europeas tras la ampliación a 25 miembros el 1 de mayo de 2004.

– Enero de 2002: el euro comienza a circular en 12 paí­ses de la UE.

– Enero de 2003: una convención presidida por el ex presidente francés Valery Giscard d’Estaing da a conocer un borrador de la primera Constitución europea.

– Mayo de 2004: diez nuevos miembros adhieren al bloque, la mayorí­a de ellos ex paí­ses comunistas de Europa Central y del Este: Letonia, Lituania, Estonia, Polonia, República Checa, Eslovaquia, Hungrí­a, Eslovenia, Malta y Chipre.

– Junio de 2004: los lí­deres europeos acuerdan dotar a la UE de una Constitución.

– Octubre de 2004: los 25 firman en roma el Tratado por el cual se crea una Constitución europea, que debe ser ratificada a nivel nacional en un plazo de dos años.

– Mayo y junio de 2005: en un lapso de tres dí­as, los franceses y los holandeses rechazan en referéndum la Constitución Europea.

– Junio de 2005: los lí­deres de la UE postergan la fecha lí­mite de ratificación de la Constitución de noviembre de 2006, dejando al texto paralizado.

– Octubre de 2005: en medio de una gran polémcia, se abren las negociaciones de adhesión con Turquí­a.

Enero de 2007: Bulgaria y Rumania ingresan al bloque, elevando a 27 su número de miembros.

Constructores

Robert Schuman, Paul-Henri Spaak, Konrad Adenauer, Valéry Giscard D’Estaing, Helmut Schmidt, Franí§ois Mitterrand, Simone Weil y Helmut Kohl son algunas de las personalidades que contribuyeron a crear la Unión Europea (UE).

ROBERT SCHUMAN – «Ya no se trata de meras palabras, sino de un acto, un acto audaz, un acto constructivo». Con estas palabras, Robert Schuman (1886-1963), ministro francés de Relaciones Exteriores, puso la piedra fundamental de la construcción europea, en una declaración pronunciada el 9 de mayo de 1950.

Este acto «audaz» consistió en proponer a Alemania, tan sólo cinco años después de su capitulación, de crear un fondo común de la producción de carbón y acero para fundar un espacio de paz en Europa.

«Europa no se hará de un golpe, ni en una construcción de conjunto: se hará mediante realizaciones concretas, creando primero una solidaridad en los hechos», afirmó Schuman, convencido por las ideas de Jean Monnet.

Esta idea fue propuesta a Alemania y a otros paí­ses europeos, dando nacimiento a la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), a la cual se asociaron, en un tratado firmado el 18 de abril de 1951, Italia, Bélgica, Luxemburgo y Holanda.

PAUL-HENRI SPAAK – Este polí­tico belga (1899-1972) fundador de Benelux, primer ministro y ministro de Relaciones Exteriores, fue un infatigable defensor de la idea europea y un artí­fice de su reactivación después del fracaso de la Comunidad Europea de Defensa (CED).

En junio de 1955, en la Conferencia de Messina, fue encargado de presidir un comité de expertos encargados de redactar un informe que sirvió de base a dos tratados: el de la Comunidad Económica Europea (CEE) y el de Euratom.

KONRAD ADENAUER – Primer canciller de Alemania occidental en 1949, Konrad Adenauer (1876-1967) fue un artí­fice de la construcción europea y sobre todo de la reconciliación franco-alemana. Este demócrata-cristiano firmó por su paí­s el tratado CECA y el Tratado de Roma, así­ como el tratado del Eliseo sobre las relaciones franco-alemanas.

WALTER HALLSTEIN – Junto con Adenauer, Walter Hallstein (1901-1982), secretario de Estado para Relaciones Exteriores, participó en las negociaciones del tratado de Roma. Primer presidente de la Comisión Europea (1958-1967), elaboró fundamentalmente las reglas del mercado común y de la polí­tica agrí­cola común (PAC).

EDWARD HEATH – El más eurófilo de los primeros ministros británicos, Heath (1916-2005) arrastró a su paí­s a la aventura europea. A partir de 1973, la adhesión británica cambió a la CEE.

HELMUT SCHMIDT Y VALERY GISCARD D’ESTAING – El canciller socialdemócrata alemán, quien actualmente tiene 88 años, y el presidente francés de centro-derecha, de 81 años, dieron un nuevo impulso a Europa.

En 2002-03, Giscard presidió la Convención encargada de redactar el primer proyecto de Constitución europea.

FRANCOIS MITTERRAND, HELMUT KOHL Y JACQUES DELORS – En los años 80, un trí­o franco-alemán asume el liderazgo europeo: el presidente socialista francés (1916-1996), el canciller demócrata-cristiano alemán (76 años) y el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors (81 años) aceleran la integración europea.

Este proceso comienza en 1986 con el Acta Unica, imaginada por Delors, que consiste en abolir las fronteras para las personas, bienes, servicios y capitales. En 1992, el tratado de Maastricht instituye una unión polí­tica y la moneda única, el euro. Kohl instala firmemente a Alemania en Europa, en momentos en que la caí­da del muro de Berlí­n y la reunificación crean preocupación, sobre todo en Francia.

SIMONE VEIL – La francesa Simone Veil (79 años), sobreviviente de Auschwitz, se convierte en uno de los sí­mbolos de Europa al ocupar en 1979 la presidencia del primer Parlamento europeo electo por sufragio universal.