El asesinato de Carlos Mercedes Vásquez


Hace dos semanas, el cuerpo desmembrado del futbolista Carlos Mercedes Vásquez apareció horas antes de que el Deportivo Malacateco cumpliera su último partido del Torneo Apertura. Habí­a desaparecido el dí­a anterior, y fue encontrado con el mensaje «por meterse con la mujer de otro».

Mario Cordero ívila
mcordero@lahora.com.gt

En un inicio, me pareció muy radical este asesinato, ya que comúnmente los llamados «lí­os de faldas», no concluyen con un descuartizamiento. Más bien, estos crí­menes se caracterizan por ser muy pasionales y el agraviado -es decir, el otro hombre- actúa enceguecido y busca vengarse por su propia cuenta, y no a través de terceros. Es habitual que los asesinatos pasionales sean de dos o tres disparos con mano temblorosa, y carentes de planificación.

Quiero decir que el asesinato del futbolista parece algo más que «por meterse con la mujer de otro».

Carlos Mercedes Vásquez era, ante todo, un buen jugador. Llamaba la atención incluso desde que su primer equipo, Universidad, luchaba en la Primera División, a tal punto de que fue convocado a la Selección Nacional, pese a las crí­ticas que significó que él no jugara en la máxima categorí­a del futbol nacional, sino que en una de inferior nivel.

Tras su muerte, me enteré que él habí­a ingresado al equipo de la U debido a que él precisamente estudiaba en la Usac. Creció con las divisiones especiales y luego fue ascendido al primer equipo.

Antes del Torneo Apertura, escuché una entrevista con Vásquez, en la Red Deportiva, en la que anunciaba su contratación con el Deportivo Malacateco, y, aunque no dio cifras de su contrato, dio a entender que era «considerablemente» mayor a lo que obtení­a con la U.

El Malacateco, equipo recién ascendido y que realizaba contrataciones a marchas forzadas, era uno de los conjuntos que más se habí­a reforzado, incluso, adquiriendo a jugadores como Vásquez, que bien podrí­a haber jugado en cualquier equipo, porque era un futbolista inteligente y eficiente; pese a ello, Malacateco no pudo evitar caer en el penúltimo lugar, y el dí­a de su último partido, cuando ya no tení­an chances de clasificar a la ronda final, aparece muerto Carlos Mercedes.

La Policí­a Nacional Civil logró el sábado pasado la captura de Elmer Aroldo Zelada Galdámez, por su presunta participación en el asesinato de Vásquez. El detenido ha sido vinculado a otros ataques y homicidios, sin embargo, fue por este caso que se ordenó su aprehensión.

Hoy en la madrugada, un grupo de 30 hombres ingresó a la cárcel de Malacatán, logrando el rescate de Zelada Galdámez, con lujo de fuerza y con aparente facilidad, pese a un cordón de seguridad en el exterior de la cárcel. Primeras hipótesis revelan que, por el armamento utilizado y por el operativo, podrí­a tratarse de los Zetas.

Ante estos indicios (asesinato planificado y cruel, y un gran operativo para rescatarlo), todo parece indicar que la hipótesis no deberí­a encaminarse al asesinato pasional. Desde hace algunos años, se escucha y es secreto a voces sobre la presunta participación del narcotráfico dentro del futbol nacional. Este deporte, que en nuestro paí­s poco a poco va perdiendo aficionados por su mala calidad, es un ámbito ideal para la incursión de mafias, para lavar dinero (debido a la autonomí­a del deporte, que sirve como excusa para que no sea fiscalizable), además de ser un juego que aún podrí­a considerarse popular, a pesar de que los estadios se ven vací­os.

El repudio que ha despertado el asesinato de Carlos Mercedes Vásquez deberí­a servir para iniciar una seria investigación en el futbol nacional, que inexplicablemente mantiene salarios onerosos, pese a que los estadios están vací­os y que los patrocinadores poco a poco se hacen para atrás.