Los republicanos carecen de mayoría en ambas cámaras del Congreso, por cierto no ocupan la Casa Blanca, y pese a ello dictaron en gran parte las condiciones del compromiso fiscal recién anunciado por el mandatario Barack Obama, que los descontentos demócratas quienes analizar a puerta cerrada.
Los republicanos prevalecieron en su demanda de mayor peso: continuar la escala fiscal de su predecesor George W. Bush para los estadounidenses de mayor poder adquisitivo, pese a la promesa electoral de Obama de permitir su extinción a quienes obtengan más de 250 mil dólares en ingresos fiscales al año. Los republicanos pedían su prolongación permanente.
Los líderes demócratas de ambas cámaras no se comprometieron a respaldar la propuesta, y anunciaron que la analizarán el martes en privado. El vicepresidente Joe Biden almorzará el martes con los senadores demócratas.
Ya que cuentan con sólidas mayorías en ambas cámaras, los demócratas deben aportar muchos de los votos para que el plan sea realidad, pese al abrumador respaldo republicano.
Algunos demócratas se apresuraron a criticar el plan. «Los senadores republicanos han logrado usar la frágil seguridad económica de nuestra clase media y las penurias de millones de estadounidenses desempleados como peones para lograr exenciones fiscales que favorecen a los más acaudalados entre nosotros», dijo el senador demócrata Tom Harkin.
Obama reconoció que hizo con renuencia otras concesiones fiscales a los republicanos sobre el impuesto al patrimonio heredado. Su plan impondría una carga fiscal del 35% a los patrimonios testados superiores a los 5 millones de dólares. Los demócratas sugirieron 3,5 millones de dólares, cifra imponible al 45% por encima de esa cantidad.
Conforme al plan de Obama, el seguro de beneficios por desempleo será prolongado por otros 13 meses para aquellos cesados por más de 26 semanas y menos de 99.