Costa de Marfil se hunde en la crisis


Costa de Marfil se hundí­a hoy en la crisis, con su presidente Laurent Gbagbo a punto de ser investido otra vez en el cargo mientras su rival Alassane Ouattara era reconocido «presidente electo» por la ONU y las grandes potencias, en tanto Abiyán era escenario de intensos tiroteos.


Proclamado el viernes ganador por el Consejo Constitucional con 51,45% de los votos en la segunda vuelta del 28 de noviembre, Laurent Gbagbo debe ser solemnemente investido el sábado a partir de las 12H00 (locales y GMT).

Solo contra la comunidad internacional, como lo habí­a estado ya tras la crisis polí­tico-militar de 2002, el jefe de Estado empezó a afirmar su poder.

Los grandes jefes del ejército regular, cuya posición es decisiva para salir de esta crisis, se pusieron el viernes «a su disposición», según la expresión utilizada por el diario estatal Fraternité-Matin.

Frente a Laurent Gbagbo, Alassane Ouattara se presentó como el «presidente elegido» de Costa de Marfil, alegando los resultados provisionales de la Comisión Electoral Independiente (CEI) que le otorga 54,1% de los votos.

Las FN y su jefe Guillaume Soro, primer ministro desde el acuerdo de paz de 2007, le dieron su apoyo.

Su victoria también fue reconocida por la ONU. El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, pidió «al presidente electo que trabaje por una paz duradera, la estabilidad y la reconciliación en Costa de Marfil».

El representante del secretario general de la ONU en el paí­s, Youn-jin Choi, contestó con firmeza los resultados dados por el Consejo Constitucional, dirigido por un allegado al jefe de Estado, que daban como ganador a Gbagbo anulando los votos del norte, zona de «fraudes» según el bando presidencial.

Como respuesta a esta contestación de Choi, el poder no dudó en amenazar con la expulsión a este «agente de desestabilización».

A nivel de seguridad, Abiyán seguí­a inmersa en una situación muy tensa.

En el barrio de Port-Bouet (sur), donde se encuentra la base de la fuerza militar francesa Licorne y el aeropuerto de la ciudad, una patrulla de gendarmes se enfrentó a tiros con un grupo de desconocidos, indicó una fuente militar y testigos.

En el lí­mite del barrio de Abobo y en el suburbio de Anyama, al norte de la capital económica marfileña, se escucharon tiroteos, informaron vecinos a la AFP.

Como lo habí­an hecho el dí­a anterior tras la proclamación de la victoria de Laurent Gbagbo, centenares de jóvenes enfurecidos salieron de madrugada, en otro barrio popular de Abiyán, Kumassi (sur), para levantar barricadas y quemar neumáticos.

Costa de Marfil, dividido entre el sur pro gubernamental y el norte controlado por el movimiento rebelde Fuerzas Nuevas (FN) desde el golpe de Estado fracasado de septiembre 2002, se encuentra más desgarrado que nunca.

Tras el reconocimiento de la ONU, la Unión Europea y Estados Unidos también apoyaron la victoria del ex primer ministro Ouattara e instaron al presidente saliente a aceptar la elección.

Francia, ex potencia colonial, también se posicionó firmemente, hecho que afianzó todaví­a más el sentimiento antifrancés y antiblanco entre los partidarios de Gbagbo.

El sábado, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, hizo un llamamiento al respeto de la «elección incontestable» de Alassan Quattara.

Sarkozy pidió a «todos los dirigentes y responsables civiles y militares de Costa de Marfil que respeten la voluntad del pueblo, absteniéndose de cualquier iniciativa que pueda provocar la violencia».