En días pasados, el portal de internet Wikileaks desató una verdadera tormenta diplomática y noticiosa cuando hizo público el contenido de 250 mil documentos, «notas confidenciales diplomáticas», según las calificó el mismo Departamento de Estado de Estados Unidos y que provenían de 270 distintas sedes diplomáticas que alrededor del mundo posee ese país.
Wikileaks es un portal de internet que según se define a sí mismo, sin ánimo de lucro, publica a través de su sitio web informes anónimos y documentos filtrados con contenido sensible en materia de interés público, preservando el anonimato de sus fuentes. Hasta ese punto todo aparenta estar muy bien, los cables noticiosos, según involucran a uno u otro político, alimentan páginas y páginas de noticias, comentarios y opiniones al respecto de cómo son juzgados o vistos cada uno de los líderes mundiales por los agentes diplomáticos americanos y realmente no quisiera estar en los zapatos del Embajador de Estados Unidos en Argentina, la próxima vez que deba reunirse con Cristina Fernández, luego de que los mismos cables filtrados pusieran en duda la capacidad mental de la Presidenta. Sin embargo, morbo aparte, es indudable que todos tenemos una opinión de aquellas personas con las que nos relacionamos, cosas que nos agradan o que nos desagradan, opiniones sobre su forma de reaccionar, sobre sus propias opiniones, comentarios, intereses y forma de vida. Y aún, si no son opiniones, nos han confiado o hemos conocido sobre su pasado, presente o planes de futuro. Ese cúmulo de conocimientos, es para la persona que los posee, su secreto, algo privado que podemos o no compartir, por decisión propia, con quien queramos y utilizarlo o no, según cada quien maneje su vida y sus principios. Que alguien venga y revele, por las razones que sean, aquello que constituye mi secreto, mis opiniones, que revele, sin mi autorización lo que pienso u opino sobre las personas que me rodean o aquellas con las que me relaciono, tendría, sin lugar a dudas, graves consecuencias para mi, para las personas que me confiaron sus secretos y para quien ha hecho la revelación. Si visto desde una perspectiva personal, la revelación de mis secretos constituye un grave problema, la dimensión que adquiere lo revelado por Wikileaks es enorme, se han puesto en entredicho las relaciones con aliados y enemigos de Estados Unidos, se filtró a la opinión pública la valoración y visión que los funcionarios de este País tiene de países, presidentes, funcionarios, etc., se puso en riesgo la seguridad de ese País. Bueno o malo, interesante o no, verídico o falso, todos los países, incluyendo Guatemala, están esperando a que se desclasifiquen y pongan a la vista los secretos de la diplomacia Estadounidense. Imagino que otras Naciones también elaboran informes similares sobre las personas influyentes de cada Nación, cada país importante que maneje inteligencia y diplomacia para sus propios intereses debe de tener un perfil de las personas importantes y este perfil sin lugar a dudas se ha construido con base a informes como los revelados, solo que estarán redactados en ruso, alemán, chino u otro idioma. Sin dudas, durante meses veremos desfilar los documentos y habrá ecos de lo revelado, no se si hayan sido los secretos mejor guardados, lo dudo. En mi opinión, si los documentos filtrados tratan de actos inmorales o constitutivos de delito que los denuncien, si se trata de secretos, pertenecían a alguien y no debieron de ser revelados sin su consentimiento.