Irán alzó el tonó contra las grandes potencias, a las que considera responsables de los atentados contra científicos iraníes, en vísperas del reinicio de las negociaciones en Ginebra, que desde ya se anuncian difíciles, sobre el controvertido programa nuclear de la República Islámica.
Los dirigentes iraníes afirmaron que los dos atentados del lunes pasado en Teherán, en los que murió un responsable del programa nuclear iraní y otro resultó herido, imputados al Mosad y a la CIA, se inscribían en la estrategia de presión de las grandes potencias interlocutoras de Irán en la cuestión nuclear.
Los atentados entran en el marco «repugnante» de «la política del garrote y la zanahoria antes de las próximas negociaciones nucleares» que deben comenzar el lunes en Ginebra, acusó el jefe del programa nuclear iraní Alí Akbar Salehi.
Después de un año de interrupción, esas discusiones podrán frente a frente a Irán y los «5 1» (los cinco miembros permanentes del Consejo de seguridad de la ONU: Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña, más Alemania).
El presidente iraní Mahmud Ahmadinejad cuestionó la responsabilidad del Consejo de seguridad de la ONU, que publicó listas de responsables iraníes sometidos a sanciones internacionales por participar en el programa nuclear iraní.
Esas listas, en las que figuraba una de las víctimas del atentado, constituyen una «incitación para los (…) asesinos sionistas», afirmó Ahmadinejad.
El negociador nuclear iraní, Said Jalili, que se reunirá el lunes en Ginebra con los representantes de los 5 1, condenó también «el escándalo, para el Consejo de seguridad, que sus resoluciones sean ejecutadas por terroristas».
Irán fue condenado por seis resoluciones de la ONU, cuatro de ellas acompañadas de sanciones, por su programa nuclear del cual una parte de la comunidad internacional teme que pueda tener un objetivo militar. Esto último, a pesar de las negativas de Irán.
Los occidentales, en primera línea para tratar de doblegar a Irán, «han utilizado todos los medios a su disposición, como votar resoluciones, imponer sanciones y ejercer presiones políticas, pero no han conseguido nada. Hoy recurren al asesinado, lo que muestra su desesperación al encontrarse en un callejón sin salida», denunció Jalili.
Las grandes potencias no han reaccionado frente a las acusaciones iraníes, que silenció el miércoles la secretaria de Estados estadounidense Hillary Clinton que prefirió insistir en el hecho que el retorno de Irán a la mesa de negociaciones era «alentador».
Pero «esos atentados no van a facilitar las conversaciones de Ginebra, que desde el comienzo ya se anunciaban complicadas», constató un diplomático europeo en Teherán.
Si Irán y los 5 1 llegaron difícilmente a entenderse después de un mes de discusiones sobre una fecha y un lugar para reunirse, la tabla de negociaciones sigue oponiéndolos totalmente.
Cuando los occidentales desean concentrarse sobre el programa nuclear iraní, Teherán exige abordar todos los problemas de seguridad de la región, incluyendo la posesión del arma atómica por Israel.
Por otra parte, Irán excluyó todo abandono de su programa de enriquecimiento del uranio, en el centro de una disputa con la comunidad internacional, que «no es negociable», reafirmó Ahmadinejad después de los atentados del lunes. Y las presiones «no llevarán a nada», insistió.
La presencia de Irán en Ginebra «no quiere decir que va a hacer concesiones o desdecirse de (su) posición de principio», destacó ayer el ministro de Relaciones Exteriores Manucher Mottaki.
En réplica a los atentados, Irán, por el contrario, va a «acelerar su marcha nuclear», afirmó por su parte Salehi.