El aporte del humanista venezolano-chileno Andrés Bello (1781-1865) a la estabilidad jurídica de los nuevos Estados americanos tras la independencia de España, fue examinado en un coloquio organizado por el ministerio de Exteriores francés e inaugurado por el escritor y embajador de Chile en Francia, Jorge Edwards.
Los 19 años que Andrés Bello pasó en Londres, adonde llegó en misión diplomática en julio de 1810 en compañía de Simón Bolívar, para buscar apoyo británico a la independencia de Venezuela, le permitirían adquirir grandes conocimientos jurídicos que le llevaron a redactar los primeros libros de derecho internacional y derecho civil del continente americano.
«Durante su estadía en Londres estuvo siempre con los ojos puestos en las Américas. Su preocupación era proveer a los nuevos Estados de bases estables, de principios claros, y establecer la uniformidad de las normas jurídicas», dijo en su intervención la investigadora británica Louise Fawcett, de la Universidad de Oxford, el martes en el homenaje.
Fawcett definió a Bello como un «pensador liberal», alguien que deseaba la solidaridad y la paz entre los nuevos Estados americanos. «í‰l no fue un revolucionario, pero contribuyó a la descolonización, a la transformación de las ex colonias», añadió.
Por su parte, la profesora colombiana Liliana Obregón habló de «la conciencia jurídica criolla» que surgió gracias a las obras de Andrés Bello, y en especial su «Principios del Derecho de Gentes», publicado en 1832 y reeditado en 1844 y 1864.
Liliana Obregón explicó el papel que había cumplido Andrés Bello en la formación de los futuros juristas y diplomáticos de los nuevos Estados americanos, al comenzar a dictar cursos de derecho.
«Andrés Bello es un pionero. í‰l ayudó a resolver los nuevos retos jurídicos que se presentaban y a definir la identidad jurídica americana», recalcó.
«Los letrados criollos se apoderaron del ideal civilizador europeo. Hubo una inclusión tácita de los indios y los negros» en los Principios del Derecho de gentes, dijo.
La profesora Obregón insistió en la «voluntad civilizadora» de Andrés Bello y citó un párrafo de la Revista Repertorio Americano, redactada por el venezolano en Londres en compañía del neogranadino Juan García del Río.
«Examinar bajo sus diversos aspectos cuáles son los medios de hacer progresar en el nuevo mundo las artes y las ciencias, y de completar su civilización (…) He aquí la tarea noble, pero vasta y difícil, que nos ha impuesto el amor a la patria», escribía Bello.
El historiador colombiano Eduardo Posada Carbó dijo que como Simón Bolívar no le ofreció trabajo en Venezuela a Bello este aceptó irse a Chile a probar fortuna en 1829, contribuyendo a la arquitectura jurídica del nuevo Estado.
«Es ocioso discutir acerca de la influencia de Europa en el pensamiento de Andrés Bello. Lo que hay que destacar es la influencia que él tuvo sobre otros pensadores americanos en el siglo XIX», dijo Posada Carbó, quien se refirió a la labor cumplida al lado de Bello por Juan García del Río, nacido en Cartagena de Indias.
El profesor español Teodosio Fernández, de la Universidad Autónoma de Madrid, destacó la vocación literaria de Andrés Bello, quien tenía como modelo a Virgilio. «Bello pensaba que la naturaleza americana era propicia para el desarrollo de una poesía original, distinta a la europea», dijo.
El coloquio, organizado en la sede de los Archivos del ministerio francés de Relaciones Exteriores, fue clausurado al caer la noche del martes por el embajador de Venezuela en Francia, Jesús Arnaldo Pérez.