¿Y ahora qué?


Sin importar cuál sea el medio escrito que lea una persona, la noticia o tema que mayor cobertura ha recibido en los últimos ocho dí­as es la ineficiencia, parcialidad y subordinación que se ha producido en la Cancillerí­a, en el Ministerio Público, tribunales y cortes de nuestro paí­s, ante el planteamiento de extradición del ex Ministro de Gobernación, Carlos Vielmann, como consecuencia de los asesinatos ocurridos en Pavón, el Infiernito, el Caso Parlacen y las más de dos mil personas ejecutadas extrajudicialmente durante el gobierno de í“scar Berger y Eduardo Stein.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Carlos Vielmann, Erwin Sperinsen, Javier Figueroa y demás implicados no pueden pretender que en un acto de magia desaparezcan los hechos, que con sólo decir «abracadabra» se borren todos los muertos.

Cuántos guatemaltecos aceptan y creen que no hubo negligencia o un expreso deseo de hacerle caso a la supercúpula económica, especialmente a las dos familias más amigas de Carlos Vielmann y í“scar Berger, para que no procediera la extradición de Vielmann de España.

En todos los análisis publicados en la prensa escrita, no hay un solo medio que se atreva a decir que no fue intencional lo actuado para perder la posibilidad de extradición y así­ Carlos Vielmann quedara en libertad, después de sólo 40 dí­as de detención.

Cuando se lee que el ex ministro del gobierno de Berger y Stein, volverá voluntariamente a Guatemala, ¿cuántas personas le dan alguna probabilidad que sea cierto? Argumentar que se fue a España porque uno de sus hijos estaba estudiando, que obtuvo la nacionalidad española, alquiló y pagó en el último mes, previo a su detención, por un año un departamento en Madrid e iba a regresar, nadie se lo traga. El tiempo evidenciará si Carlos Vielmann, Erwin Sperinsen y Javier Figueroa regresan.

Los videos, las fotografí­as, la prensa de la época no se pueden borrar, pueden no tomarse en cuenta, pero de ninguna forma puede decirse que los hechos y las muertes que se produjeron no existen.

Cuál serí­a la situación si estos hechos hubieran acontecido en el Gobierno que presidiéramos Alfonso Portillo y yo, seguramente habrí­a miles de miles de noticias incriminándonos, también a los ministros de Gobernación, Defensa, al jefe del Estado Mayor del Ejército, Policí­a Nacional y a saber cuántos más. Cuántos campos pagados habrí­a publicado CACIF, las cámaras de Industria, Agricultura, Comercio, etc., etc.

Cómo ignorarse lo investigado, declarado y publicado por la Fiscal de la CICIG, Guisela Rivera, Maurizio Salustro y Antonio Espigares que elPeriódico, en reportaje de Claudia Méndez Arriaza, publicó. Cómo pensar que no existió una autorí­a intelectual arriba de Vielmann, de Berger y demás funcionarios. Cómo explicar que Felipe Gutiérrez le dio un carro blindado y una Suburban a uno de ellos, de dónde salí­an los US$2,000 adicionales que recibí­a. Cómo aceptar y pensar que el Ministerio Público con Juan Luis Florido, no procedió ante esos asesinatos extrajudiciales y sí­ lo hizo utilizando cien personas para investigar a Eduardo Weymann, a í“scar Dubón y al suscrito.

Qué confianza se puede tener en un juicio justo, en el respeto a los derechos procesales y humanos, si es evidente que no hay ecuanimidad, independencia, objetividad e imparcialidad en el proceder de ciertos jueces y magistrados.

Por qué ahora el embajador norteamericano y otros de sus activos colegas no reconocen que su actuar y su silencio demuestra que sus intereses y sus actuaciones no son parejas y que en los casos de interés de la supercúpula económica guardan silencio.