Música de Guinea Ecuatorial evoluciona, pero artistas viven «en la miseria»


Los raperos y otros cantantes de Guinea Ecuatorial han adquirido calidad y sienten que avanzan en sus letras, en sus canciones, pero confiesan vivir «en la miseria», se lamenta Kayaman Rasta, participante en el festival internacional de hip hop al que asisten grupos españoles.


Durante seis dí­as, unos 30 grupos locales, africanos (Bení­n, Gabón, Uganda) o españoles, presentaron su música en Malabo, en el Cuarto Festival Internacional de hip hop, organizado por el Instituto Cultural de Expresión Francesa (ICEF) que termina este viernes.

Es una oportunidad para que Kayaman Rasta y otros raperos ecuatoguineanos muestren su creatividad, pero también una ocasión para lamentar las carencias y la falta de apoyos.

«No tenemos promoción (…) Sólo podemos contar con nosotros mismos y luchar, luchar», dice este rapero.

«Vivimos en un paí­s donde, verdaderamente, no se promociona mucho a los artistas, y eso no cambia. Musicalmente progresamos, pero socialmente nuestras condiciones de vida son malas», afirma de su lado Senic, del renombrado grupo ecuatoguineano Koz 2 Rim.

«Nuestras vidas no cambian, llamamos a eso «caí­da libre»: buscar algo que comer cada dí­a», explica Senic, quien se enorgullece de «ocho años ya de una carrera nacional e internacional», aun cuando eso no le permita siempre «comprar pan».

Y sin embargo, el rap es más bien popular en Guinea Ecuatorial, sobre todo entre los jóvenes. Senic afirma que hay «unos 150 grupos» en este paí­s petrolero de un millón de habitantes.

«El rap de los jóvenes nos ayuda mucho actualmente. Estos muchachos denuncian los problemas que vivimos», estima Antonio, un profesor.

Pablo, periodista, juzga que «considerado antes algo propio a pequeños delincuentes» el rap es hoy en dí­a «la voz de los sin voces».

En ese contexto, el festival intenta ayudar a la profesionalización de los artistas, aun cuando no sea «su papel» cambiar sus condiciones de vida, recalca Ivanne Girard, directora del ICEF.

Mediante conciertos, encuentros y talleres de danza, de freestyle o de moda, el festival busca estimular «el desarrollo cultural, provocar los intercambios y dar a conocer los talentos ecuatoguineanos, destacar la efervescencia de los artistas, su creatividad, y generar emulación», añade.

Los raperos ecuatoguineanos querrí­an que estas iniciativas fuesen apoyadas por su ministerio de Cultura.

«Me pregunto realmente qué papel cumple nuestro ministerio de Cultura, si de verdad su función es ver qué hacemos los artistas», se interroga Kayaman Rasta, quien lanza «un llamamiento a la conciencia de nuestro ministerio para que sostenga a los artistas».