Economí­a crece un poco más rápido que lo anticipado


La economí­a en Estados Unidos creció en el tercer trimestre un poco más rápido de lo que se pensaba, gracias a un fuerte gasto de los consumidores y una mejora de las ventas de mercancí­as al exterior.


El Departamento de Comercio informó hoy que la economí­a se expandió a una tasa del 2,5% anual entre julio y septiembre. La cifra fue superior al ritmo del 2% estimado inicialmente el mes pasado.

El repunte se produce después que la economí­a se desaceleró bruscamente en el segundo trimestre, cuando avanzó a un paso anémico de apenas 1,7%. Sin embargo, la economí­a tendrí­a que crecer al menos dos veces más rápido que en el tercer trimestre para abatir la alta tasa de desempleo, actualmente de 9,6%.

Por eso, la Reserva Federal intervino recientemente en los mercados con una segunda ronda de estí­mulos, al anunciar el 3 de noviembre que comprará 600.000 millones de dólares en bonos del gobierno.

Esa iniciativa busca lograr que los estadounidenses gasten más al abaratar el crédito al consumidor y dar aliento el mercado bursátil. Sin embargo, nadie %u2014ni siquiera el presidente de la Fed, Ben Bernanke%u2014 cree que el programa pueda impulsar un crecimiento tan robusto como para hacer mella en la tasa de desempleo.

En el tercer trimestre, los consumidores aumentaron su gasto a un ritmo del 2,8%, su mayor suba en casi cuatro años. La lectura fue mayor que el ritmo de 2,6% estimado inicialmente.

Incluso con la mejora, los estadounidenses deberán gastar más para tener un impacto significativo en el mercado laboral. Eso ocurre porque el gasto del consumidor representa aproximadamente el 70% de la economí­a y es el factor más grande de la actividad económica.

Las exportaciones estadounidenses crecieron a un ritmo del 6,3% en el tercer trimestre, otro factor que contribuyó al repunte en el perí­odo. Esa cifra se compara con una tasa de crecimiento del 5% estimado inicialmente.

Un dólar más barato está ayudando a las ventas al exterior. La caí­da de la moneda hace que los bienes estadounidenses se abaraten en otros mercados y por lo tanto sean más atractivos para los compradores extranjeros.

El mercado de la vivienda, que arrastró a Estados Unidos a la llamada Gran Recesión, sigue siendo un lastre en la economí­a. Los constructores redujeron los gastos en proyectos de vivienda a un ritmo de casi el 28%.