Por lo menos que sean «chipotes chillones»


Justo cuando se supo de la última transferencia de recursos del Ministerio de Gobernación, en el programa Guatecompras se divulga la adquisición que quiere hacer la Secretarí­a de Bienestar Social de la Presidencia de 115,000 juguetes para beneficio de la niñez guatemalteca. Sabe Dios que si algo me parece justo es que a los niños de escasos recursos se les proporcione un momento de felicidad con algún regalo y que es mil veces preferible gastar en eso a que el dinero vaya a parar a los bolsillos de algún funcionario pí­caro, pero en las actuales circunstancias y con ese antecedente no puede uno pensar que en este caso se está desvistiendo a un santo para vestir a un muñeco.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

Y por ello es que cuando supongo que el destino de parte del dinero que tení­a que haberse usado en seguridad va para la compra de juguetes, pensé que ojalá por lo menos adquieren 115,000 chipotes chillones o chicharras inmovilizadoras porque a lo mejor lo único que nos queda como esperanza de que alguien pueda defendernos es esa imagen del Chespirito que con todo y sus burradas resulta, sin duda, mucho más confiable como protector que nuestras fuerzas de seguridad que son una cacharpa totalmente inútil.

Es una pura cuestión de valores y de tener una correcta escala axiológica. El fugaz momento de gozo de un niño que recibe un juguete o de la familia que recibe una magdalena adornada con la foto de la mal llamada pareja presidencial, aunque la Magdalena no esté para tafetanes, es ciertamente invaluable, pero mucho más lo es la vida misma que se encuentra en tanto riesgo como resultado de la disposición del Ministro de Gobernación de disponer de los recursos de su cartera para hacer transferencias al gusto del cliente.

Nada tengo en contra de que se gasten dinero en la niñez, aunque sea en juguetes de dudosa manufactura que tendrán muy poca duración, porque entiendo lo que para un niño que no tiene chance de recibirlos en las fiestas navideñas puede significar ese gesto extraordinario. Pero en el fondo el gesto equivale al del padre de familia que no tiene para dar de comer a sus hijos y que cuando dispone de unos centavos extra, decide usarlos para comprar juguetitos de plástico. Si no tenemos para lo indispensable, no puede uno pensar en tirar el pisto porque lo primero es darle de comer a los hijos. Pues lo mismo pasa con el Estado, que no tiene para cumplir con su deber esencial, consignado en los primeros artí­culos de la Constitución, dando seguridad a los habitantes de la República, pero que con tal de hacer promoción polí­tica compra regalos y magdalenas que llevarán estampada la imagen que cuenta. Porque la verdad es que aunque en la foto aparezca don ílvaro, la intención real es que los que reciben el regalo se fijen en el rostro del complemento de la pareja presidencial, toda vez que esperan que sea ese el que aparezca en la próxima papeleta electoral.

El Presidente, su Vicepresidente y el ministro Menocal deben entender que nuestras fuerzas del orden son como un remedo del Chespirito que aparecí­a cada vez que alguien gritaba: «Ohh, y ahora quién podrá defendernos». De entrada y de salida, el salvador la chorreaba con alguna mulada y así­ estamos los guatemaltecos cuando nos sentimos agobiados por la inseguridad. No hay quien pueda defendernos y cuando aparece alguna autoridad resulta que mejor hubiera sido que no se mostrara porque lejos de hacernos sentir confiados nos infunden miedo y terror por la forma en que se comportan. La única diferencia es que Roberto Gómez Bolaños hací­a libretos para divertir y entretener, mientras que los libretos que le escriben a don ílvaro Colom son para llorar.