Caza furtiva rusa y medicina china contra el tigre del Amur


Imagen de marzo del año pasado, sobre la caza de un tigre en China. FOTO LA HORA: AFP

La persistente demanda en China, pese a las prohibiciones, para la medicina tradicional y la caza furtiva del tigre del Amur, en Rusia, par satisfacer esa demanda, son temas centrales de la cumbre organizada en San Petersburgo para salvar a esa especie felina amenazada de extinción.


La demanda China, principal consumidora para la medicina tradicional, que utiliza diversas partes del tigre, «es una de las principales amenazas que pesan sobre el tigre del Amur», señaló Alexei Vaisman, coordinador del programa TRAFFIC del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en Rusia.

Esa demanda alienta la caza furtiva en el extremo oriente ruso, donde viven la mayorí­a de los tigres de esa subespecie, agregó.

El problema será abordado en la cumbre de trece paí­ses en los que viven tigres, que se abrió el domingo en San Petersburgo y en la que participarán el martes los primeros ministros rusos, Vladimir Putin, y chino, Wen Jiabao.

Una encuesta realizada en 2007 en siete ciudades chinas mostró que 43% de las personas consultadas consumieron productos que contení­an partes del felino, entre ellos vendas y vino a base de huesos de tigre, pese a su prohibición y a su retiro oficial de la farmacopea local en 1993.

Según ese sondeo, publicado en un informe previo a la cumbre, 88% de las personas encuestadas sabí­an que los productos de la medicina tradicional que utilizaban eran ilegales.

Grace Ge Gabriel, directora regional de la zona Asia del Fondo Internacional para la Protección de los Animales (IFAW), punta de la lanza de la campaña de sensibilización de los chinos, considera que es hay que trabajar sobre todo con las jóvenes generaciones.

«Difundimos un ví­deo en universidades. Los profesionales de la medicina en China no utilizan ya los productos derivados del tigre. Pero la creencia en las virtudes de éstos está enraizada en las personas de más edad, y son los jóvenes quienes pueden influenciarlas», estima.

No obstante, según Vaisman, en China no hay «controles adecuados en el tráfico interno».

Y eso es un aliciente para los cazadores furtivos, principalmente en el extremo oriente ruso, donde viven la mayorí­a de los entre 450 y 500 tigres del Amur. China sólo cuenta entre 40 y 50 individuos de esta especie de tigre, que lleva el nombre del rí­o transfonterizo que riega la región.

«Rusia y China tienen una larga frontera, y es importante proteger esa frontera», recalca en entrevista con la AFP Grace Ge Gabriel.

«La mayorí­a de los cazadores furtivos son rusos, cazan para el comercio. Si hacemos cesar el comercio se termina la caza furtiva», argumenta.

Los dos paí­ses tienen acuerdos de cooperación en ese dominio, aduaneros rusos fueron formados especialmente en Vladivostok para hacer frente al problema, «pero hay corrupción en la frontera», lamenta Vaisman.

La cooperación ruso-china contempla asimismo «unir las zonas de hábitat para que los tigres no viajen con un pasaporte», señala Gabriel.

«Un tigre necesita por lo menos 250 km2 para sobrevivir y alimentarse. Las regiones fronterizas deben crear corredores para los tigres», agrega.

Rusia y Chian «están creando zonas transfronterizas para estabilizar la población de tigres en Rusia y aumentar la de China», afirma el ministro ruso de Recursos Naturales, Yuri Trutnev.

La cumbre del tigre, que sesiona desde el domingo por cuatro dí­as en la antigua capital imperial rusa, se ha fijado como objetivo salvar el tigre del Amur logrando multiplicar por dos antes de 2022 el número de ejemplares de la especie en el mundo.