El ministro alemán de Medio de Ambiente, Sigmar Gabriel, quien será anfitrión de la conferencia de dos días de los ministros del G8 y 5 países emergentes a partir de hoy en Potsdam (cerca de Berlín), afirmó que «sin el apoyo de los países en desarrollo será imposible» frenar el vertiginoso proceso de cambio climático que afecta al planeta.
Gabriel dijo en conferencia de prensa en Berlín, antes de inaugurar la cumbre que será importante para los países del G8, escuchar los planteamientos que formulen los países emergentes sobre su desarrollo económico y a cambio de qué beneficios podrían contribuir a la lucha contra el cambio climático.
Los ministros de Medio Ambiente del G8 (Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia) y de los cinco países emergentes (Brasil, México, China, India y Sudáfrica) reflexionarán hasta el sábado en Potsdam sobre un futuro acuerdo en la lucha contra el calentamiento climático y la destrucción de los recursos naturales.
La ministra brasileña de Medio Ambiente, Marina Silva, había sido invitada para presentar la exposición inaugural de la conferencia, pero Gabriel dijo que la alta funcionaria sudamericana había declinado la invitación por problemas de salud.
Estará en el encuentro el secretario mexicano de Medio Ambiente, Juan Rafael Elvira Quesada, quien recientemente presentó la Estrategia de Conservación para el Desarrollo aprobada por el gobierno del presidente Felipe Calderón para frenar la pérdida y degradación de los ecosistemas y su biodiversidad.
Brasil está especialmente preocupado por un tema que le atañe muy de cerca: el del reparto justo y equitativo de los beneficios provenientes del uso del patrimonio genético brasileño y de los conocimientos de los pueblos tradicionales que habitan sus bosques.
La cumbre de Potsdam servirá para sondear el terreno antes del lanzamiento oficial en diciembre próximo en Bali de las negociaciones para prolongar el Protocolo de Kioto, que expira en 2012.
La meta es lograr para 2009 un acuerdo internacional que prevea objetivos de reducción de las emisiones de CO2, así como una política eficaz y limpia.
Pero hay enormes dudas sobre si se podrá ganar la confianza y la aceptación de los países en desarrollo, y en tal caso bajo qué condiciones.