Solana pide ayuda a Lí­bano


Rehabilitación. Un civil libanés herido durante la incursión en Lí­bano.

El representante de la diplomacia europea, Javier Solana, pidió ayer a Siria que haga «grandes esfuerzos» para ayudar a pacificar Lí­bano, en la tercera jornada de una gira por Oriente Próximo dominada por la crisis polí­tica en dicho paí­s.


Fue la primera visita de Solana a Damasco desde el asesinato del ex primer ministro libanés Rafic Hariri en 2005, un atentado cuya autorí­a fue achacada a responsables sirios y que desembocó en el aislamiento internacional del régimen.

Esta etapa de la gira, explicó Solana a la prensa, tení­a como objetivo lograr un «cambio» de la actitud siria respecto a Lí­bano, un paí­s bajo la férrea tutela de Damasco durante 29 años, entre 1976 y 2005, y cuyos actuales dirigentes denuncian al paí­s vecino por sus «injerencias».

Durante sus reuniones en Damasco, el jefe de la diplomacia europea pidió especí­ficamente a Siria que coopere para aplicar la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que puso fin en agosto 2006 a un mes de guerra en Lí­bano, entre Israel y el Hezbolá chiita.

«Informé al presidente Bachar Al-Assad durante una entrevista que tuvo lugar en un clima positivo, que deseamos que Siria haga grandes esfuerzos para aplicar la resolución 1701», declaró el Alto Representante de la Unión Europea para la polí­tica exterior.

Esa cooperación «es necesaria para garantizar la paz y la estabilidad en Lí­bano», añadió.

La mayorí­a parlamentaria anti-siria, en el poder en Lí­bano desde 2005, acusa regularmente a Siria de promover la desestabilización del paí­s, en particular mediante asesinatos polí­ticos.

Varios responsables sirios están acusados de haber inspirado el atentado con coche bomba que costó la vida a Rafic Hariri el 14 de febrero de 2005 en Beirut, aunque Damasco sigue proclamando su inocencia.

El proyecto de tribunal internacional para juzgar a los asesinos de Hariri, defendido por la ONU y el gobierno libanés, agudiza el conflicto lí­bano-sirio y la crisis polí­tica que estalló en Lí­bano en noviembre, con la dimisión de seis ministros prosirios.

Por su parte, el canciller sirio, Walid Muallem, reafirmó que su paí­s «no rechazaba» el proyecto de tribunal internacional como lo sospechan los dirigentes libaneses.

Muallem expresó igualmente «el compromiso de Siria con la aplicación de la (resolución) 1701, y para que la Finul (los cascos azules de la ONU) cumplan su misión en Lí­bano sur».

«Siria maniobrará para formar parte de una solución que garantice la estabilidad en la región», añadió.

Solana terminó así­ la gira de tres dí­as que lo condujo antes a Lí­bano y luego a Arabia Saudita, potencia regional sunita que apoya al gobierno libanés del primer ministro Fuad Siniora, igualmente respaldado por las capitales occidentales.

Para el régimen de Damasco, esta visita fue interpretada como un reconocimiento de su papel esencial en Oriente Medio, tras meses de aislamiento internacional.

El diario oficial Techrine afirmó así­ que «la visita de Solana es un gran paso en la ví­a del saneamiento de las relaciones arabo-europeas».

«Los intentos de aislar a Siria han fracasado. La administración norteamericana desea iniciar un diálogo, aunque sea indirecto con las autoridades de Damasco, que podrí­a extenderse» a otras cuestiones además de la iraquí­, explicó el redactor jefe del diario al Baas, Elias Murad.

Desde el asesinato de Hariri, Estados Unidos y la UE congelaron sus relaciones con Damasco.