Los celulares: otro problema


Pareciera que el tema de esta columna fuera intrascendente e insignificante, pero vea usted que no. En Guatemala y no sé si en otros paí­ses, el teléfono celular se ha convertido, no sólo en un instrumento de utilidad para toda persona, sea esta rica o pobre, que lo utiliza como un instrumento imprescindible para su trabajo, su hogar o simplemente como objeto para conversación.

Héctor Luna Troccoli

  Desde el empresario que lleva un sofisticado Iphone o Blackberry, hasta la empleada del servicio doméstico o el albañil que lleva su «frijolito» de bajo costo. Su uso pues, es generalizado e indiscriminado.

  Lamentablemente, debido a la enorme delincuencia que azota  a Guatemala, el tener un celular puede conducir a cualquiera a una muerte segura o se puede utilizar, confortablemente, desde cualquier cárcel del paí­s para cometer extorsiones o que los pocos delincuentes de cuello blanco que se encuentran detenidos puedan dirigir negocios lí­citos o ilí­citos, o conversar con sus parientes.

   Realmente duele cuando se sabe del asesinato de una persona, de los de a pie, por robarle ese aparato, duele, cuando desde Fraijanes un jefe marero ordena extorsionar o matar a alguien, al igual que lo hace un narcotraficante; duele cuando diariamente cientos de automovilistas, particularmente mujeres, se ven sorprendidas en los atascos, por delincuentes que impunemente viajan en moto y que con arma en mano le somatan el vidrio para que entregue el celular; duele aún más que ninguna autoridad y menos las empresas telefónicas, que ganan cientos de millones de dólares anualmente, cooperen en la disminución de estos delitos.

 El teléfono celular se ha convertido en instrumento y objeto del delito. La Superintendencia de Telecomunicaciones -SIT-, dice que sólo en un año se roban cerca de 30 mil celulares, según sus registros oficiales, aunque seguramente la cifra es mayor.

 ¿Qué pasa si le roban el celular y por la gracia de Dios no lo hieren o matan? Aguantarse nada más, porque usted sabe que si pone la denuncia en la Policí­a o en el Ministerio Público, no investigarán lo ocurrido porque lo consideran una cosa sin importancia, aunque una persona haya muerto por ello.

  Los delincuentes que sí­ tienen la «inteligencia» para cometer estos actos criminales saben que basta cambiarle chip al teléfono para tener otro número y si usted quiere desactivarlo definitivamente es tarea casi imposible pues lo que desactivan es precisamente el número que los criminales ya no usarán y para que el teléfono no puede ser utilizado, si no lo compró en alguna de las tres empresas que le enví­an mensajitos pendejos todo el dí­a, ya se jodió, porque no tiene el famoso IMEI que es un número, que junto con otro que se llama PUK o algo así­, son necesarios para dejarlo inutilizado y siempre y cuando pertenezca a una de las tres superpoderosas empresas a las que este Gobierno huevos tibios no les pudo poner un impuesto que no se trasladara al consumidor, con lo cual habrí­an obtenido no menos de Q800 millones que buena falta les hacen a los altos funcionarios de las instituciones del Estado, pues los pobres, solamente los verí­an pasar.

  Los ilustrí­simos diputados ya piensan emitir una ley «con dientes» para evitar estos delitos, eso sí­, posiblemente para el año 2011. Aliviados estamos pues. Digo yo: ¿no serí­a mejor si se fortaleciera al Ministerio Público y a la Policí­a para que unidades especiales, bien entrenadas y honestas, persigan estos crí­menes? ¿Y los diputados, no serí­a mejor que aprobaran leyes como las del enriquecimiento ilí­cito y la de extinción de dominio para que muchos de sus ex colegas y otros ex funcionarios y también uno que otro narcotraficante vayan a parar al bote y que el dinero mal habido, sirva de verdad para los mas necesitados? A saber usted, quien sabe. Dicen las malas lenguas que esas leyes no pasan porque no hay «incentivos» para los legisladores, pero que en cambio aprobaron SOLO el presupuesto del Congreso para el año próximo con velocidad sorprendente, porque allí­ va incluido un «bono de despedida», para estos esforzados trabajadores de la nación, en cambio otros, que sí­ son trabajadores, quedan desangrándose en una acera porque le robaron un celular de Q100.00. Así­ es la vida… y la muerte.

LO BUENO. Felicitaciones a Notisiete, en su emisión del mediodí­a tiene una presentadora llamada Susana Morazán, super encantadora. ¡ay, quien fuera joven!