Por lo que pude leer en notas de prensa, el PNUD se disparó un informe que al nivel más clásico de la burocracia internacional señala un montón de cosas que ya todos sabemos, que tenemos un Estado débil, que tenemos una pobreza profunda, que la seguridad está por los suelos y otras tantas medias verdades y medias mentiras. No tengo idea de cuánto le cuesta a los tributarios de aquí y sobre todo de allá, mantener a un montón de funcionarios que viven como reyes y con beneficios fiscales para venir a decirnos lo que ya todo mundo sabe y concuerda. Donde sí se mandan es en las recomendaciones que dan para salir del embrollo, cometiendo el grave error de recomendar recetas que no han funcionado en ninguna de las ocasiones en donde se han aplicado. La cantaleta de subir los impuestos, de redistribuir la riqueza, de lograr la equidad en los ingresos y de procurar un Estado grande no ha dado resultado aquí ni en ningún país del mundo. La única receta para salir de la pobreza y el subdesarrollo es aquella de crear riqueza y el Estado no tiene mucho que ver en eso hasta que no se dedica a obstaculizarlo. Ni nuestro Estado, ni el de ningún país del mundo ha creado jamás ni una sola pizca de riqueza, salvo aquella producto de la corrupción, la riqueza la creamos los seres humanos con nuestra capacidad creativa, con nuestra productividad y con nuestro esfuerzo. Para lo que sí han sido útiles los Estados es para crear pobreza e impedir la creación de la riqueza.
El Estado debe ser fuerte, muy fuerte, para garantizar los derechos individuales de los ciudadanos, para garantizarles el cuidado de la vida y su integridad física, de su propiedad y de los contratos o intercambios que se realicen entre los mismos. Si nos concentramos en estas premisas lograremos subir los indicadores de riqueza a niveles limitados solamente por nuestra capacidad, digo la de los individuos. Para esto se necesita un sistema de normas abstractas de aplicación general y sin privilegios y no un Estado «grande». Lo de «grande» es subjetivo pero yo me lo imagino como un Estado que se dedica a mil quinientas cosas antes de las premisas que les comenté anteriormente y claro que podemos hacer un listado de todas las cosas que consideramos importantes y seguramente la lista de nadie será igual a la de otro, pero si logramos comprender que existen recursos limitados para fines ilimitados tomaríamos una decisión económica en cuanto a la priorización de nuestros fines para luego utilizar los recursos disponibles. Conozco a muy poca gente que no quiera salir de pobre, que le guste recibir balazos en la calle y que le agrade que le roben sus bienes.
Existen recomendaciones concretas, legales y viables como la de Proreforma, recomendación que viene de más de 75 mil guatemaltecos de los que trabajan, pagan impuestos y quieren hacer las cosas distinto para obtener resultados distintos y no de un puñado de burócratas que se alimentan de la desgracia del mundo.
Si los supraburócratas fueran bien intencionados sus recomendaciones debieran de venir en esta línea, por eso y porque como la Iglesia, que sermonea a sus fieles con la amenaza del infierno si no pagan impuestos pero ellos no pagan, por eso no les creo nada.