El presidente de Ecuador, Rafael Correa, descartó hoy que su permanencia en el poder peligre por la crisis política que desató el plan de Asamblea Constituyente, aunque sostuvo que la oposición de derecha desea que caiga.
Correa aseguró tener un 90% de apoyo popular, lo que a su juicio hace improbable que los opositores puedan maniobrar para destituirlo o darle un golpe de Estado.
«Va a ser muy difícil que alguien nos pueda sacar», señaló el mandatario a la prensa extranjera, indicando empero que «si fuera por las mafias políticas acostumbradas a manejar el país y que están siendo derrotadas, hace rato que estaría afuera».
«Lo que impide que salga es el 90% de apoyo popular que tenemos, esa es la verdadera democracia, tener el respaldo ciudadano que sabe que estamos cumpliendo el mandato que nos dio en las urnas», dijo.
«No sé qué pase en el futuro, pero en los actuales momentos, pese a que esas fuerzas quisieran hacerlo, con el 90% de apoyo popular va a ser muy difícil que nos saquen», insistió.
Ecuador es considerado el país más inestable de América Latina con ocho presidentes en la última década, dos de ellos destituidos por el Congreso y otro derrocado por una revuelta social.
La actual crisis se desató el 6 de marzo cuando la coalición de derecha que domina el Legislativo cesó del cargo al presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Jorge Acosta, en represalia por convocar para el 15 de abril una consulta popular que definirá la instalación o no de la Constituyente.
En respuesta Acosta, que desconoció la sanción por «ilegal», destituyó un día después a los 57 legisladores que lo sustituyeron por su suplente. Desde entonces el Parlamento, de 100 miembros, no ha podido sesionar.
La Asamblea de plenos poderes podrá disolver el Legislativo.
Correa, que no presentó candidatos en las parlamentarias de octubre, señaló que los suplentes de esos diputados deben asumir las curules para garantizar el funcionamiento del Congreso, y no descartó hacer uso de una facultad que le permite convocar a una sesión extraordinaria para posesionarlos.
«Aquí nadie quiere disolver el Congreso, lo que deseamos es que se respete la ley y el derecho al sufragio», anotó.