La gastronomía de México, la danza de las tijeras peruana, la marimba del pacífico colombiano y el flamenco y las torres humanas españolas aspiran a formar parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, que será debatido la semana próxima en Nairobi.
Veinte y nueve países han presentado candidaturas para que algunas de sus danzas, teatro, artes tradicionales, música o gastronomía formen parte de la lista del Patrimonio Inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
El organismo internacional ingresó ya en esta lista a 166 «elementos culturales» de 77 países, «cuya viabilidad está en peligro, pese a los esfuerzos de las comunidades o grupos que las practican», confirmó un portavoz de la UNESCO, en su sede en París.
Este año, ese organismo examinará en Nairobi, desde el 15 al 19 de noviembre, 47 candidaturas, entre las que figuran también la Huaconada, una danza ritual de Mito, del Perú, y el Canto de la Sibila, un drama litúrgico y un canto gregoriano interpretado en las Iglesias de Mallorca, España.
Colombia ha propuesto la música de marimba, instrumento de origen africano, y los cantos y danzas tradicionales de la región sur del Pacífico colombiano, así como el sistema normativo de la cultura Wayú, aplicado por el Pí¼tchipí¼»ui, «palabrero».
Bogotá ha argumentado, para apoyar esta solicitud, que la inscripción en la lista de la UNESCO permitirá revitalizar esta etnia ancestral, originaria de la península de Guajira, entre Colombia y Venezuela.
Y para apoyar la postulación al sello cultural más importante del mundo, viajarán a Nairobi tres «palabreros», que ayudan a dirimir conflictos de su comunidad mediante la palabra.
México, que ha conseguido ya que muchos sitios y monumentos queden inscritos como Patrimonio de la Humanidad, es el país latinoamericano que ha lanzado este año más candidaturas para esta lista.
Ante los jueces del organismo internacional, México ha defendido La Pirekua, un canto tradicional de los P»uurhépecha y a los Parachicos, de las fiestas tradicional de enero en Chiapa de Corzo.
Pero sus esfuerzos se han centrado sobre todo en defender su gastronomía milenaria, que quiere sean protegidos como parte de la herencia del país.
La solicitud presentada por México para defender esta candidatura va más allá de platillos y recetas, girando principalmente en el aporte que ha significado el maíz, con más de siete milenios de antigí¼edad y símbolo de toda una cultura y de una forma de vivir, así como el chile y el frijol ancestrales.
México, que aspira desde 2006 a que su gastronomía sea declarada Patrimonio de la Humanidad, fue el primer país que intentó que su mesa y cocina sean reconocidos por Unesco.
Este año, la gastronomía mexicana compite con Francia, que ha presentado un expediente sólido para defender su mesa y cocina; con Croacia, que ha presentado su pan de jengibre, y con la dieta mediterránea, presentada por España, Grecia, Italia y Marruecos.
Entre los candidatos figuran también la halconería árabe y una técnica de producción de seda japonesa, así como el Kumiodori, que es un teatro tradicional musical de Okinawa, la danza chhau, de India, y las alfombras de Azerbaidjan.
China ha presentado la ópera de Pekín y la acupuntura y la técnica ancestral de moxibustión, mientras que Irán postula la música de los Bakhshis de Jorasán, los rituales de Pahalevani y de Zoorjanei y el arte de tejido de alfombras de los Far.
Han sido incorporados ya como Patrimonio Inmaterial de la Unesco el tango argentino, el candombe, la lengua, danza y la música de los garífunas, el Carnaval de Oruro, de Bolivia, el patrimonio oral y las manifestaciones del pueblo zápara, de Ecuador y Perú, la samba de Roda de Bahía, Brasil y el drama Gí¼eguense, o «Macho Ratón», de Nicaragua.
Colombia logró ya que se inscribiera en la codiciada lista el Carnaval de negros y blancos y el Carnaval de Baranquilla, así como las procesiones de Semana Santa de Popayán y el espacio cultural de Palenque de San Basilio.