El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, visita este miércoles, durante su segundo día en Mozambique, el emplazamiento de una futura fábrica estatal de producción de antirretrovirales contra el sida, toda una novedad en el continente africano, que se realizará gracias a la ayuda de Brasil.
«Estamos construyendo la primera fábrica de medicinas antisida del continente, podemos verlo como una revolución», lanzó Lula durante una visita al emplazamiento, en la periferia de Maputo.
Brasil tiene previsto financiar con 21 millones de dólares sobre el total de 25 necesarios para el proyecto, entre otros para suministrar equipos técnicos. Esta «transferencia de tecnología» era una «obligación» moral, estimó Lula.
La fábrica de medicamentos antirretrovirales (ARV) entrará parcialmente en funcionamiento a finales de 2011 con el embalaje de las pastillas a partir de materias primas brasileñas. Hasta finales de 2012 no controlará el conjunto de la producción.
«Otro presidente (Dilma Rousseff) debe entrar en función en Brasil el 1 de enero, pero me gustaría que me invitaran para tomar la primera pastilla antirretroviral que salga de esta fábrica», añadió Lula, antes de volar rumbo a Seúl, donde participará en la cumbre del G20.
Esta fábrica «significa mucho» para Mozambique donde más de 2,5 millones de personas son seropositivas, es decir cerca del 12% de la población, declaró a la AFP el ministro de Salud de Mozambique, Alexandre Maguele.
«De momento, sólo podemos tratar a unas 210.000 personas, apenas la mitad de quienes necesitan ARV», añadió, a la vez que esperó que la fábrica ayuda a «transformar una enfermedad mortal en enfermedad crónica».
La idea de esta fábrica se lanzó en 2003 y el presidente Lula –un gran partidario del acercamiento de su país con ífrica donde viajó en 12 ocasiones durante sus dos mandatos– había comprometido a su país a construirla durante una visita a la antigua colonia portuguesa en 2008.
El objetivo es reducir la dependencia de Mozambique hacia la comunidad internacional, que financia actualmente el 80% de la compra de medicamentos en el país.
Sin controlar los fondos, al país le cuesta constituir los stocks de medicamentos, explicó a la AFP Roselero Ventura, director técnico del emplazamiento. «A veces, no podemos dar a los pacientes más de tres o cuatro pastillas por visita y tienen que volver todos los días a las clínicas», anotó.
«Con la fábrica, deberíamos evitar que haya interrupciones del tratamiento», añadió, al estimar que suponía «el primer paso en el desarrollo de una industria farmacéutica en Mozambique».
De momento, el país sólo fabrica soluciones de rehidratación para hacer perfusiones a los enfermos en los hospitales.
A la inversa, Brasil dispone de una industria farmacéutica pública poderosa, que produce numerosos genéricos, entre otros ARV. Distribuye gratuitamente y masivamente medicamentos anti-sida.
Este país, donde únicamente el 0,61% de la población es portadora del virus VIH, es hoy considerado como un modelo para los países en desarrollo. Según el Banco Mundial, su estrategia de lucha contra el sida, adoptada en 1996, salvó a más de medio millón de vidas.
En ífrica, grupos farmacéuticos privados ya abrieron pequeñas unidades de producción ARV pero la fábrica de Mozambique será la primera instalación pública y debería funcionar a gran escala.
Debería producir 226 millones de pastillas de ARV anuales (de cinco tipos diferentes) y 145 millones de otros medicamentos, incluidos antibióticos.