Concluye gira


Desayuno. El presidente estadounidense, George W. Bush, desayunó con estudiantes mexicanos becados en Estados Unidos en un hotel en Mérida.

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, concluye hoy una visita a México en la que el narcotráfico y la migración ilegal fueron el eje de las reuniones sostenidas en la ciudad de Mérida (Este) con su homólogo anfitrión, Felipe Calderón.


La intensa agenda de los mandatarios, quienes ayer trabajaron cerca de tres horas con sus comitivas, visitaron la ruinas mayas de Uxmal, y convivieron en una cena con los hombres más ricos de México, fue acompañada en las calles de Mérida por una protesta en la que unos 100 activistas destrozaron tres oficinas del palacio municipal de la pequeña metrópoli.

De igual forma, en la capital mexicana una decena de manifestantes y 11 policí­as resultaron heridos en choques ante la embajada estadounidense.

Luego de reconocer que su paí­s también tiene «mucho que hacer» para reducir la demanda que genera el alto consumo de estupefacientes, George W. Bush aseguró que promoverá en el Congreso estadounidense una «ley migratoria», iniciativa que fue presentada como una de «las prioridades más importantes» de la relación bilateral.

Por su parte, el presidente mexicano consideró que la solución a este problema incluye impulsar al mismo tiempo «el desarrollo en paí­ses expulsores de migrantes». Son «dos temas que van de la mano», sentenció Calderón.

Al respecto, un alto funcionario del gobierno mexicano dijo que los presidentes hablaron de las perspectivas económicas y de desarrollo en Latinoamérica, al tiempo que se refirieron a Cuba, tema en el que las posiciones de México y Estados Unidos son divergentes.

Calderón «ha formulado polí­ticas innovadoras para acabar con la pobreza», comentó Bush en un breve discurso pronunciado anoche en la Hacienda Xcanatun, un imponente inmueble del siglo XVIII ubicado a unos 15 klm de Mérida.

El gobierno de Estados Unidos «aprecia este compromiso», además de los esfuerzos de México «para hacer más segura la frontera», agregó.

En cuanto a la próxima desgravación arancelaria del sector agrí­cola de México, Estados Unidos y Canadá, programada para 2008 dentro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), Bush dijo que su gobierno «está dispuesto a facilitar una transición suave» en esta apertura comercial, la cual preocupa a los productores de México.

Según los colectivos campesinos del paí­s latinoamericano, ese sector aún no está preparado para competir con Estados Unidos, por lo que piden sea aplazada la libre importación de productos como maí­z y frijol.

De su lado, Felipe Calderón respondió que su paí­s no abandona la idea de convertirse «en las próximas décadas en una de las cinco economí­as más fuertes y más grandes del mundo».

México, que es uno de los 30 miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), quiere ser «uno de los mejores destinos para la inversión», aunque para ello, admitió Calderón, se requiere construir «infraestructura económica y social».

Hoy, la última actividad prevista para los presidentes es una rueda de prensa conjunta que se ofrecerá en el hotel donde se hospeda Bush, por lo que las medidas de seguridad fueron reforzadas en el área.

Calderón y Bush son custodiados desde la noche del lunes por cerca de 3 mil elementos de la Policí­a Federal Preventiva y del Servicio Secreto estadounidense, quienes restringen el paso en unas 40 manzanas de Mérida.

El presidente estadounidense concluye así­ una gira latinoamericana que lo llevo a Brasil, Uruguay, Colombia y Guatemala, paí­ses cercanos a Washington en esta región.