Los partidos fieles a la junta militar birmana en el poder parecían tener asegurada la victoria en las elecciones legislativas del domingo, las primeras en 20 años, criticadas por los países occidentales y deslucidas hoy por violentos combates con rebeldes de la etnia karen.
Estados Unidos y Europa, Japón y Australia fustigaron los comicios, debido a la ausencia de la líder opositora Aung San Suu Kyi, en arresto domiciliario. Pero la prensa local se congratulaba por la consulta y el lunes publicaba fotos de altos responsables encabezados por el generalísimo Than Shwe cuando emitían su voto.
Por otro lado, violentos combates estallaron el lunes entre rebeldes karen y el ejército birmano en la ciudad de Miawaddy, en la frontera con Tailandia, con saldo de por lo menos tres muertos y 11 heridos, según diversas fuentes.
Los enfrentamientos obligaron a 10 mil personas, en su mayoría mujeres y niños, a refugiarse en Tailandia, indicó el lunes un responsable tailandés.
Según los analistas, esos incidentes muestran el grado de tensión entre el poder central y las minorías étnicas, excluidas de los comicios, que hace temer una reactivación de focos de guerra civil.
El cotidiano gubernamental New Light of Myanmar publicó listas de «vencedores» de las elecciones en 57 circunscripciones, de las cuales 55 no tenían más que un solo candidato, a menudo del Partido de la Solidaridad y el Desarrollo de la Unión (USDP, partidario de la junta).
Los resultados oficiales deben publicarse dentro de varios días, en este de unos 50 millones de habitantes, de los cuales una gran parte vive en zonas montañosas y aisladas.
La prensa oficial de China, sólido aliado de la junta, calificó por su lado los comicios de «avanzados» y llamó a Occidente a «disminuir su hostilidad» frente al régimen birmano.
Washington, París, Londres, Bruselas, Canberra y Tokio denunciaron elecciones que no fueron justas ni equitables, después de una campaña escandalosamente favorable a los militares, en un contexto de acusaciones de fraude.
La USDP, creada por los militares hace algunos meses, parecía segura de su victoria en el Parlamento nacional bicameral y en las asambleas regionales, aunque no fuera más que por el 25% de los escaños reservados a militares en activo.
La USDP contará además con el respaldo del Partido de la Unidad Nacional (NUP), cercano al antiguo régimen del general Ne Win (1962-1988), aun cuando algunos expertos estiman que podría tener algunas diferencias con la junta.
Numerosos analistas también denunciaron el carácter inequitativo de las elecciones y su contradicción con los parámetros internacionales, si bien evocaron el potencial de cambio de las asambleas en las cuales participaron representantes de la oposición.
«La estrategia general (de la junta) era controlar todo incluso antes de organizar las elecciones», estimó Donna Guest, de Amnistía Internacional, pero en el futuro «podría haber más espacio político».
Las anteriores elecciones en 1990 habían sido ganadas por la Liga Nacional por la Democracia (LND), de Aung San Suu Kyi.
Veinte años más tarde, la junta parece estar más fuerte que nunca. La LND boicoteó la elecciones y en consecuencia fue disuelta.
Aung San Suu Kyi, que durante 15 de los últimos 21 años ha estado en arresto domiciliario, y que permanece en esa situación des 2003, está completamente aislada.
Su última condena, pronunciada en agosto de 2009, termina el 13 de noviembre, haciendo crecer las esperanzas de liberación de la Premio Nobel de la Paz.