La penúltima semana de octubre publiqué dos artículos referidos a las enfermedades mortales que causa el hábito de fumar, sobre todo porque provoca cáncer en pulmones, páncreas, laringe, hígado y otros órganos del cuerpo humano, al extremo de que cada 10 segundos muere un fumador en el mundo.
Decía entonces que los honorables magistrados de la Corte de Constitucionalidad, basados en la letra muerta de la ley y muy puntillosos para aplicarla en este caso, declararon con lugar el recurso que interpuso una transnacional tabacalera que opera en Guatemala, para dejar de pagar Q134 millones de impuestos al año, de los cuales Q18 se destinaban al Ministerio de Salud, argumentando doble tributación.
Los magistrados de la CC, con apego a la Ley, ciertamente, pero carentes de conciencia social y moral, hicieron caso omiso de los daños que provoca el consumo de cigarrillos, incluyendo los gastos del Estado para atender la precaria salud de los adictos, porque esos togados no requieren de los servicios públicos. Su sueldo mensual es de Q72,716 -para vivir con holgura-, además de que tienen derecho a gastar Q300 mil al año en gastos médicos, o sea Q25 mil mensuales, igual a Q833 al día.
Como los exquisitos magistrados de la CC están más allá del mal y del bien, desde la altura de su sabiduría leyeron con desdén mis artículos; y en vez de refutar a un ignorante columnista, uno de ellos contactó a otro periodista, que es amigo mío, para que saliera en oficiosa, vaga y pusilánime defensa de esos juristas.
Conviene advertir que el periodismo exige precisión de quienes escriben y publican noticias y artículos de opinión, para no especular en vano ni ocultar nombres de fuentes informativas, excepto en circunstancias especiales, si se corre el riesgo de perder la vida o el empleo, ya sea del periodista o del informante.
Pero el columnista Aquiles Pinto Flores hizo todo lo contrario el lunes pasado en Prensa Libre, al intentar salir en defensa de los magistrados de la CC, y sin rubor alguno escribe al respecto del fallo de mérito: «Para cumplir con mi modesta obligación de orientar, me propuse indagar por qué la Corte ha declarado la inconstitucionalidad de un impuesto sobre cigarrillos, que son tan perniciosos» ¿Sólo perniciosos? ¡Que juicio tan benigno, solícito, tolerante y considerado! Después de «indagar», dice: «Mi interlocutor, quien es parte de esa institución, me salió con una de cal y otra de arena», y después de una serie de divagaciones que pretende justificar la resolución de la CC, Aquiles acepta como buenas las razones de su «interlocutor», y queriendo congraciarse con los adversarios del presidente Colom, quien es fumador, recomienda infantilmente que entre los requisitos para ser candidato a la Presidencia de la República el aspirante no debe fumar. Presumo que el anónimo «interlocutor» del orientador de la opinión pública es el magistrado Alejandro Maldonado Aguirre -por ser íntimo amigo de Pinto Flores- quien ha sido perenne funcionario público, desde que fungió de Ministro de Educación del autoritario Arana Osorio. También fue Canciller, magistrado de la CC (ésta es la segunda ocasión), embajador, diputado y «se dice» (eso no lo puedo probar, que conste) que ahora también es asesor de Colom y del militar Pérez Molina, a la vez. (El reportero Romualdo Tishudo asegura que oyó decir a un magistrado: La ventaja del trabajo en equipo es que tenés a quien echarle la culpa).