«Ya no perdemos jóvenes en las guerras, sino en las calles»


La experta Mayela Coto González, directora de Apoyo Social de la Presidencia de Costa Rica, habla sobre la juventud, la importancia de la prevención de la violencia y la innecesaria criminalización de ese grueso sector de la población.

Gerson Ortiz
gortiz@lahora.com.gt

¿Cómo afecta la violencia a la juventud?

Cuando tenemos que un 25 por ciento de jóvenes en la región no trabajan ni estudian, ni manejan destrezas tecnológicas, laborales; cuando tenemos un rostro de la pobreza cada vez más joven, por supuesto que la primera forma de violencia es la exclusión social. Es decir, nosotros no podemos decirles a los jóvenes «miren ustedes compórtense, no manifiesten violencia», cuando los estamos excluyendo de todo, no les estamos dando la oportunidad de vivir en condiciones más justas ni de acceder a las oportunidades que tienen, lamentablemente como son los que tienen más dinamismo, más fuerza, más poder de movilización (autogestionaria prácticamente), en la región en este momento sin temor a equivocarme dirí­a que las ví­ctimas y los victimarios son personas cada vez más jóvenes. Nosotros ya no perdemos jóvenes en las guerras sino los estamos perdiendo en las calles y están siendo exterminados por los mismos jóvenes.

¿Qué propuestas existen para salir de la situación en la que los jóvenes son tanto ví­ctimas como victimarios?

Yo creo que mientras tengamos la posibilidad de tener apertura en las decisiones polí­ticas hay una salida. La salida es una decisión polí­tica y de toda la sociedad.

¿Cómo lograr apertura en sociedades controladas por adultos?

Aquí­ lo que tenemos que hacer es una alianza intergeneracional: ni la juventud puede tener la experiencia que tenemos los adultos, ni los adultos podemos hablar por los jóvenes, tiene que abrirse un espacio de coordinación y de trabajo intergeneracional; pero además tenemos una desventaja: la juventud en estos momentos se mueve a la velocidad del sonido, tienen acceso a la tecnologí­a, tienen acceso a Internet y manejan una serie de instrumentos, y por el otro lado tenemos instituciones y respuestas institucionales muy lentas, entonces se crea un desequilibrio entre la oferta institucional y las necesidades de la juventud.

¿Cuál es su panorama respecto a cómo los medios de comunicación exhiben a la juventud?

Lamentablemente, en los medios de comunicación las noticias malas son las que generan más impacto, más allá de las buenas, pero yo creo que comenzar a trabajar con los medios de comunicación y sensibilizándolos se puede obtener bastante.

¿Cómo cambiar esa criminalización de la juventud?

Actualmente estamos viviendo en una situación en la región, donde ser joven es casi que un delito. Los padres de familia me han dicho que cuando ven jóvenes se cruzan la calle, y yo les digo que piensen en sus hijos y luego en un delincuente, al darse cuenta que la diferencia en cuanto a su forma de vestir es poca, se sorprenden pero ahí­ es cuando les explico que somos nosotros mismos los que hemos interiorizado que hay que tenerle cuidado a los jóvenes. Entonces estamos partiendo del miedo más que de la posibilidad del diálogo para definir polí­ticas para la seguridad.

En Guatemala se discute la aprobación de una ley antimaras y la reactivación de la pena de muerte, ¿cómo lo ve?

Aquí­ hay dos situaciones. La del triángulo norte (Guatemala, Honduras, El Salvador) y la situación del triángulo sur (Nicaragua, Costa Rica y Panamá) que viven situaciones diferentes, yo dirí­a que a veces el temor nos hace llegar a conclusiones inesperadas y que talvez no son las mejores. En el caso de Costa Rica las discusiones son otras como la prevención de violencia social y las oportunidades que debemos abrir para garantizar el acceso; y esto tiene que ver con la historia de los paí­ses, y sus conflictos de guerra y posguerra, pero insisto en que son realidades muy diferentes.

¿Pueden ser funcionales estas medidas?

El Salvador y Honduras estuvieron un tiempo con esas medidas y no les dio resultado; en Nueva York la «Cero Tolerancia» tampoco les dio mucho resultado, pero no sé hasta qué punto ese tipo de medidas puedan ser efectivas.

¿Existen entonces medidas aplicables para menguar esa violencia que afecta a toda la región?

Sí­. Trabajar desde lo local; la construcción de las polí­ticas públicas tiene que empezar desde abajo, trabajando en las comunidades, sus entornos, la familia como primer nivel de socialización en la actualidad que como han sido destruidas trasladan esa responsabilidad de formación a las escuelas y colegios y estos dicen que no es su responsabilidad y entonces al final quedan al vaivén, pero debemos empezar a trabajar la parte social muy fuerte, el ciclo de vida, las oportunidades para los niños, mejore oportunidades de convivencia, mejores servicios públicos, para poder integrar a través de las oportunidades a la población.