No es un galimatías el titular de este comentario, sino simple razonamiento derivado de la pública aspiración de ílvaro Arzú para optar nuevamente a la Presidencia de la República. Si nos atenemos a los precedentes, con la misma claridad y contundencia la Constitución Política de la República de Guatemala prohíbe la reelección, como que los caudillos de un golpe de Estado puedan optar al cargo, y sin embargo una resolución de la Corte de Constitucionalidad permitió al general Efraín Ríos Montt ser candidato del FRG.
En otras palabras, su candidatura era imposible al tenor de la ley, pero fue posible porque en Guatemala así es como funcionan las cosas y por lo tanto aunque sea tan clara y categórica la prohibición constitucional para que quien ya ocupó la Presidencia pueda volver a optar al cargo, sería insensato en un medio como el nuestro no tomar en cuenta esas terribles variables que se dan en la práctica.
Si hubiera respeto al orden constitucional y la Corte fuera garantía de observancia del Estado de derecho, Ríos Montt no hubiera podido figurar como candidato presidencial ni se estaría debatiendo a estas alturas sobre si la esposa del Presidente de la República puede o no optar al cargo. Por supuesto que la iniciativa de Arzú también tendría que ser considerada como una payasada porque no hay que ser constitucionalista para entender el claro precepto de nuestra Carta Magna en todos esos casos.
Se ha dicho muchas veces que en Guatemala el corcho se hunde, el hierro flota, se ven muertos acarrear basura y la gente desnuda anda con las manos entre la bolsa, expresiones todas que sirven para evidenciar que somos el país del absurdo, donde efectivamente lo imposible se vuelve posible por la tendencia al retorcimiento de las leyes mediante interpretaciones que superan lo antojadizo.
Justamente una de las grandes decisiones que se viene fraguando desde hace tiempo es la conformación de la Corte de Constitucionalidad cuyo período principia el año entrante y que deberá tomar decisiones fundamentales en relación con el tema electoral. Por ello es que se ha metido la mano en la elección de Rector, de la Corte Suprema de Justicia y del Colegio de Abogados, porque con eso y las designaciones de los organismos legislativo y ejecutivo, se puede disponer de una corte ad hoc, como la que tuvo en su momento el FRG para que se ordenara la inscripción anómala, absurda e ilegal del general Ríos Montt simplemente porque contó con los magistrados suficientes para revertir el orden constitucional con la mayor tranquilidad del mundo.
¿Sorpresas? En Guatemala es inmenso el campo para que se produzcan porque ni siquiera la Constitución es suficiente para que lo imposible sea, en verdad, imposible.