Con su programa Libre Encuentro, al igual que el antiguo programa Larry King Live en USA, cedió espacio para divagar sobre nuestros problemas sociales, económicos, políticos y culturales que nos azotan y nos conmueven. Se externaban ahí propuestas sin metáforas, repasando para Guatemala, según yo, un sistema de gobierno en donde todos cuentan. Quizá en algunos casos era contradictorio, difícil, agudo, irónico y doliente, pero tendientes siempre a un estatus de país pujante, trabajador y de oportunidades. Los comunicadores sociales, periodistas o columnistas de opinión siempre discrepan sobre diversos temas que nos son comunes. Pero no es justificante para que se les conmine a abandonar el país. Esto no es democracia, sino actos negativos de una dictadura ideológica condenable.