La inseguridad a que nos ha llevado el funesto gobierno del presidente Colom, ha caído en el punto más bajo de la escala del ser humano; como son los frecuentes secuestros Express.
Tenemos ante nosotros, el peor escenario del mundo, la retención involuntaria de una persona ante un grupo de delincuentes, que hicieron del secuestro, su modus vivendi.
Aprovechan estos agresores de la libertad del ser humano, la inexistente y total ausencia de seguridad, que han eclipsado en su totalidad las garantías de cualquier habitante en el país, causada por la manifiesta incapacidad del Presidente, para proveer del derecho fundamental de la existencia del ser, la libertad.
Que es interrumpida de golpe y porrazo por forajidos, que en vez de trabajar, se dedican al secuestro. Acto cobarde que interrumpe la tranquilidad de familias honorables, donde su único deseo, es volver a ver a la persona que fue raptada y encerrada, sin juicio, ni delito, que la hiciera acreedora de ese vital derecho.  Ante estos desastrosos actos de incertidumbre que han proliferado en el país, el Presidente todavía se resiste en aprobar la pena de muerte. Ante esta calamidad de gobierno, las víctimas demandan del Presidente, que se ufana de ser el tercer gobierno de la primavera democrática, próxima a celebrar con bombos y platillos, que empiece a trabajar, porque el tiempo y la paciencia del pueblo llegó al límite de lo permisible.  Tanto se ha llenado la boca el Presidente y asesores en criticar a los gobiernos militares, y hoy se cometen los mismos abusos y atropellos.   Presidente, le cuento que el vaso ya se rebalsó. Â