Mario Vargas Llosa: Las «secuelas» del colonialismo perduran hasta hoy


Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura de este año, presentó hoy en Madrid su nueva novela,

El colonialismo europeo de finales del siglo XIX e inicios del XX «sembró una destrucción que ha dejado secuelas de las que los descendientes de las ví­ctimas nunca han podido recuperarse», manifestó el Nobel Mario Vargas Llosa en la presentación hoy de «El sueño del celta».


«En buena parte la tragedia que es el Congo hoy dí­a y la situación crí­tica de las pequeñas comunidades amazónicas viene de esos años atroces» en que «el mundo moderno aprovechó con tanto éxito para su desarrollo la riqueza del caucho», estimó el escritor peruano en una conferencia de prensa en la Casa de América de Madrid.

El nuevo Nobel de Literatura presentó su nueva novela, basada en la biografí­a del diplomático irlandés Roger Casement, que denunció los abusos del colonialismo europeo en el Congo belga y el Amazonas durante la época de extracción de caucho por parte de empresas europeas.

Tras su paso por el Congo belga, «poco tiempo después fue a la Amazoní­a, que también viví­a, igual que el Congo, un perí­odo de apogeo de la industria del caucho».

«Se encontró allí­, en la región del Putumayo -donde habí­a varias compañí­as caucheras, casi todas registradas en la bolsa de Londres-, con los mismos horrores, las mismas torturas» que en ífrica, relató el escritor, de 74 años.

Casement «documentó con todo lujo de detalles todo aquello que vio y los informes que ha dejado son quizá las acusaciones más contundentes sobre los estragos del colonialismo», defendió.

La labor de defensa de los derechos humanos de Casement no han sido suficientemente reconocidas en Europa, según Vargas Llosa, pero además «ni Perú, ni Colombia, ni Brasil han rendido homenaje al esfuerzo extraordinario que hizo, arriesgando su vida», lamentó.

«El sueño del Celta», que sale a la venta hoy en todos los paí­ses hispanohablantes», novela la «fascinante» vida de Casement, según su autor, en un viaje por ífrica, el Amazonas y Europa que aborda no sólo su trabajo humanitario sino también su lucha en favor de la independencia de Irlanda y su homosexualidad.

DETALLES

Entre el Congo, el Amazonas e Irlanda transcurre la singladura de Roger Casement, el cónsul británico que, al final de una lucha estéril contra la barbarie, espera entre los gruesos muros de Pentonville Prison el cumplimiento de su destino. í‰l es el protagonista de «El sueño del celta», del escritor peruano Mario Vargas Llosa.

La novela, felizmente extensa (muy lejos del tono de «Travesuras de la niña mala», pero con algo de «La guerra del fin del mundo» y de «Historia de Mayta»), tiene su punto de anclaje en la cárcel inglesa, en donde el sedicente traidor a la patria Casement espera el indulto.

De confirmarse su sentencia de muerte, podrá escoger, como última voluntad, entre una buena comida o bañarse. Esto se narra en los capí­tulos impares. Los pares son la analepsis que permite remontarnos al periplo del protagonista por los tres sitios del mundo, tan distantes entre sí­, en donde el colonialismo pone sus huevos podridos.

COLONIZACIí“N

Casement nunca logra entender la paradoja: se supone que el colono lleva la civilización y el progreso al mundo salvaje, y, sin embargo, la colonización es la pesadilla infernal para esos lugares.

El leviatán llega a los confines de la Tierra, como una siniestra criatura que asume diversas formas: el rey belga Leopoldo II, la Compañí­a Arana, la Peruvian Amazon Company o la Sanford Exploring Expedition.

Pasados los años (equivalentes a media vida del cónsul) las huellas «del progreso» a un lado y otro del mundo, entre finales del siglo XIX y el primer tercio del XX, son bien visibles: poblaciones enteras en ví­as de extinción; millares de nativos sobrevivientes de la fiebre del caucho, cada uno con una o varias mutilaciones: sin órganos genitales, sin orejas, sin nariz, sin lengua, sin manos, o sin pies; todos con la marca indeleble del progreso: hondas cicatrices en espalda y nalgas, producidas por la peor plaga llevada por la civilización: el látigo o el chicote, tenebrosa herramienta hecha de piel de hipopótamo: «Son ví­ctimas de una plaga que se llama chicote, señor cónsul, una fiera más sanguinaria que el león y la cobra».

El prurito del flamante Premio Nobel 2010 es contar una realidad dolorosa, por medio de un discurso de intensa literaturidad; de múltiples diálogos con la literatura misma, porque en el palimpsesto que es esta novela, encontramos huellas de La vorágine, de los cronistas de Indias; de libros de viajes de los siglos XIX y XX, y, sobre todo, de El corazón de las tinieblas, cuyo autor comparece en el viaje de Casement.

Tras su recorrido por varios paí­ses, y por miles de páginas de documentos, mapas y bitácoras, y, tras aventurarse con su personaje por el Caldero del Diablo, Livingstone Falls, Boma, Matadi, Iquitos o La Chorrera, Vargas Llosa ha logrado fraguar una pesadilla épica.

SINOPSIS El sueño del celta


La aventura que narra esta novela empieza en el Congo en 1903 y termina en una cárcel de Londres, una mañana de 1916. Aquí­ se cuenta la peripecia vital de un hombre de leyenda: el irlandés Roger Casement. Héroe y villano, traidor y libertario, moral e inmoral, su figura múltiple se apaga y renace tras su muerte.

Casement fue uno de los primeros europeos en denunciar los horrores del colonialismo con argumentos. De sus viajes al Congo Belga y a la Amazoní­a peruana quedaron dos informes memorables que conmocionaron a la sociedad de su tiempo, pues tras ellos se revelaba una verdad dolorosa: no era la barbarie africana ni amazónica la que volví­a bárbaros a los civilizados europeos; eran ellos, en nombre del comercio, la civilización y el cristianismo, quienes cometí­an los actos más bárbaros.

Estos dos viajes y lo que allí­ vio, cambiarí­an a Casement para siempre, haciéndole emprender otra travesí­a, en este caso intelectual, tanto o más devastadora. La que lo llevó a enfrentarse a una Inglaterra que admiraba y a militar activamente en la causa del nacionalismo irlandés. En plena Primera Guerra Mundial, viajó a Berlí­n para conspirar contra el Reino Unido y participó en el Alzamiento de Pascua de 1916, hecho que lo llevarí­a finalmente a prisión.

También en la intimidad, Roger Casement fue un personaje múltiple: La publicación de unos diarios, de veracidad dudosa, en los últimos dí­as de su vida, airearon unas escabrosas aventuras homosexuales que le valieron el desprecio de sus compatriotas.

En este territorio que se multiplica por cinco (ífrica, la Amazonia, Irlanda, la cárcel, el sexo), El sueño del celta describe una aventura existencial, en la oscuridad humana aparece en su estado más puro y, por tanto, más enfangado.