El gobierno estadounidense publicó hoy su esperada primera estimación del crecimiento económico del país en el tercer trimestre ( 2,0%), a pocos días de las elecciones legislativas y de una reunión de política monetaria de la Reserva Federal.
La economía se aceleró ligeramente, en el período julio-septiembre en términos analizados respecto del segundo trimestre de 2010, según los datos del departamento de Comercio, conforme a la previsión promedio de los analistas.
El anuncio de la aceleración del PIB a pocos días de las elecciones legislativas del 2 de noviembre, dan un respiro al campo demócrata del presidente Barack Obama, en desventaja en los sondeos frente a la oposición republicana.
«Hemos tenido nueve meses consecutivos de crecimiento del empleo en el sector privado, tras casi dos años de pérdida de puestos de trabajo», dijo Obama en una fábrica en Beltsville, Maryland (este), exhortando a los republicanos a trabajar con los demócratas para restaurar la economía.
El presidente dijo ser consciente de que es «temporada política alta», pero agregó que ésta «pronto acabará y cuando ello ocurra, todos tendremos la responsabilidad de trabajar juntos todas las veces que podamos para promover el trabajo y el crecimiento».
Durante el verano (boreal) se produjo el quinto trimestre consecutivo de alza del PIB estadounidense desde el comienzo de la recuperación económica tras la recesión que oficialmente terminó en junio de 2009.
El departamento de Comercio señala que la aceleración del crecimiento apenas fue «ligera» respecto de la primavera.
Si se mantiene en 2,0%, el crecimiento sigue siendo inferior a su potencial de crecimiento, lo que significa que la economía no es tan vigorosa como para permitir una caída de la tasa de desempleo, que en setiembre se ubicaba en el nivel más alto en una generación: 9,6%.
El incremento de la tasa de crecimiento refleja, en primer lugar, «una clara desaceleración de las importaciones y una aceleración de la producción en depósito y el consumo de los hogares», escribe el ministerio.
Esas contribuciones positivas al crecimiento fueron compensadas en parte por una caída de la inversión de los hogares en vivienda y por una clara desaceleración de la inversión de las empresas y de las exportaciones.
Motor tradicional de la actividad económica en Estados Unidos, el consumo de los hogares creció 2,6% en el tercer trimestre (tras haberlo hecho 2,2% en el precedente), aportando 1,79 puntos al crecimiento del país.
Según Inna Mufteeva, analista del banco Natixis, el nuevo dato es una buena sorpresa, «teniendo en cuenta la progresiva desaparición de los efectos del plan de reactivación».
El comercio exterior, que había hecho perder 3,5 puntos al alza del PIB en primavera, quitó solamente 2,0 unidades al tercer trimestre.
El incremento de los stocks de las empresas cooperó con 1,44 puntos al crecimiento en el período.
El reverso de esta fuerte contribución de la producción almacenada: las ventas finales aumentaron solamente 0,6% en el tercer trimestre, luego de un alza ya débil, de 0,9% en la primavera boreal.
La economía continúa sostenida por las medidas de reactivación del gobierno. Los gastos públicos aumentaron 3,4%, aportando 0,7 punto al crecimiento, levemente por debajo del trimestre anterior (0,8).
Señal preocupante, bajó fuertemente la contribución de la inversión de las empresas, que había impulsado claramente la recuperación: en el período representó solamente 0,9 punto al crecimiento, contra 1,5 en el segundo trimestre.
Para James Marple, analista del grupo de servicios financieros TD Financial, hay dos maneras de ver los datos de Comercio: según el principio del vaso medio lleno, o el del vaso medio vacío.
«Hay pocas dudas», según él, de que la segunda consideración «prima hoy» desde el punto de vista de la Reserva Federal, cuyo Comité de política monetaria debe reunirse el 2 y 3 de noviembre y podría anunciar nuevas medidas adicionales de reactivación monetaria, a fin de sostener la recuperación económica.
Sin excluir una ayuda suplementaria de la Fed en el futuro, Sal Guatieri, de BMO Capital Markets, considera sin embargo «alentadora» la mejoría del crecimiento durante el verano boreal.
La economía parece crecer lentamente actualmente, señaló, pero debería comenzar «a crecer más rápidamente en 2011».
Una derrota de los demócratas en las elecciones legislativas del próximo martes debería llevar al presidente Barack Obama a repensar su estrategia, pero no sería forzosamente un mal augurio para sus posibilidades de reelección en 2012, destacan los analistas.
Mientras que las encuestas y los expertos coinciden en predecir una derrota de los aliados del presidente, con al menos la pérdida de algunas bancas en juego en la Cámara de Representantes, aún resta saber si Obama será conocido en la historia como el presidente de un solo mandato presidencial.
«Las semanas y meses después de la elección pondrán a prueba al presidente Obama», advirtió William Galston, del Instituto Brookings. «Hará falta que haga una instrospección y que analice la situación», añadió.
La historia reciente ha demostrado que los presidentes estadounidenses pueden «resurgir», incluso después de una derrota en las elecciones de medio mandato, y que predecir los resultados de una elección dos años antes constituye un ejercicio de alto riesgo.
«La gente se había cansado de los republicanos después de la elección de 2008, y mire dónde están ellos actualmente», subrayó Tom Baldino, profesor de ciencias políticas de la universidad de Wilkes (Pensilvania). Para él, «es muy prematuro dar a los demócratas por perdidos tras las elecciones de 2010».
Los partidarios de Obama recuerdan que el presidente republicano Ronald Reagan recibió una derrota en las elecciones de 1982, para luego ser reelecto triunfalmente dos años más tarde. También Bill Clinton obtuvo un segundo mandato en 1996, dos años después de haber perdido la mayoría en el Congreso.
Para permanecer en la Casa Blanca hasta 2016, Obama deberá repensar su estrategia y demostrar su habilidad política. Necesitará sin duda un empujón a la economía, ya que su destino parece vinculado al desempleo, que aún no decae y alimenta el resentimiento popular.
Para Obama, una de las apuestas electorales para 2012 será obtener éxito en recuperar al electorado independiente que lo llevó a la victoria en 2008, que en parte parece haber defeccionado este año hacia los republicanos.
Por eso, Obama expresó recientemente su voluntad de trabajar en conjunto con sus adversarios, una promesa de 2008 que hasta ahora no pudo concretar.
«Espero que tras las elecciones, cualquiera sean los resultados, el Partido Republicano reconozca que no puede permanecer en la banca de suplentes y debe participar para intentar encontrar una solución a los problemas que afectan a Estados Unidos desde hace largo tiempo», señaló el presidente la semana pasada.
Obama tiene además la ventaja de poder controlar la agenda. Pese a una caída en su popularidad, el mandatario es aún el hombre más popular de todos los políticos estadounidenses, mientras que los republicanos del Congreso cuentan con la confianza de sólo el 31% de los ciudadanos interrogados, según un reciente sondeo.
El presidente podría además beneficiarse de tener un adversario con el cual enfrentarse, una vez que los republicanos comiencen el proceso de designación para la elección presidencial.
Y el aumento de poder del «Tea Party», un movimiento populista ultra-conservador, podría hacer más difícil a los republicanos retener los votos de los electores moderados.
«Â¿Serán los republicanos capaces de encontrar un candidato conservador que pueda ser elegido?» en 2012, se preguntó Andrew Dowdle, de la universidad de Arkansas.