íšltimos cartuchos contra reforma


Manifestantes encienden bengalas en el noveno dí­a consecutivo de protestas contra la reforma a la jubilación en Francia. FOTO LA HORA: AFP MIGUEL MEDINA

La movilización social contra la reforma de la jubilación impulsada por Nicolas Sarkozy perdí­a fuerza, al dí­a siguiente de su aprobación en el Parlamento, como reflejó la manifestación parisina, donde el jueves se veí­an algunas tí­midas pancartas con el lema «Que se vayan todos».


La CGT, principal sindicato francés, anunció que en la manifestación de Parí­s, la principal de las 269 convocadas en todo el paí­s, participaron 170.000 personas contra 330.000 en la jornada del 19 de octubre.

La policí­a cifró en 31.000 los manifestantes en la capital.

Hasta el momento se carecen de estimaciones a nivel nacional, aunque los sindicatos admití­an que serí­a difí­cil alcanzar el récord de 3,5 millones que reivindicaron el 19 de septiembre (1,1 millones según la policí­a), a causa de cierto «cansancio» y de la actual semana de vacaciones del otoño boreal.

Pero los gremios decidieron convocar de todos modos una séptima jornada de huelgas y protestas, incluso sabiendo que el Parlamento aprobarí­a antes la reforma que pone fin a la jubilación a los 60 años.

«No esperamos batir récords hoy, aunque esto demuestra que se mantiene la presión», afirmó el secretario general de Fuerza Obrera (FO), tercer sindicato de Francia, Jean Claude Mailly, para quien «aun si la ley ha sido aprobada (…) esto dejará marcas profundas».

También su colega de la CGT, Bernard Thibault, admití­a que la movilización era «inferior» a las anteriores protestas.

La menor participación coincidí­a con una menor adhesión a la jornada de huelga. Seis de las 12 refinerí­as de Francia siguen en huelga parcial o total, pero la situación mejoraba en el abastecimiento de las estaciones de servicio, tras varios dí­as de escasez.

El transporte ferroviario y el aéreo seguí­an perturbados, pero el metro parisino funcionaba casi normalmente.

Los participantes en la protesta parisina calificaban a Sarkozy de «impostor» y denunciaban un sistema que «financia a los industriales y los bancos». Algunas pancartas rojas apuntaban a la clase polí­tica, con la consigna «Que se vayan todos», popularizada en Argentina durante la crisis de 2001.

«Nos estamos convirtiendo en un paí­s en ví­as de subdesarrollo. Nos quieren quitar todos los derechos», se quejó Paula, una profesora jubilada de 65 años, con un paraguas en la que esta nieta de españoles habí­a escrito: «En Bolivia, la jubilación es a los 58 años. El gobierno francés tiene lecciones que recibir de (Evo) Morales».

A pocos metros, avanzaba una marioneta gigante de una mujer vestida de blanco con una mancha de sangre en la frente, en una irónica simbolización de la la «justicia», como lúdica contribución de los manifestantes del conocido Theatre du Soleil.

La reforma aprobada el miércoles de forma definitiva por el Parlamento francés elevará de 60 a 62 años la edad mí­nima de jubilación, de 65 a 67 años la edad para cobrar una pensión completa y aumentará de 40,5 a 41,3 los años de aportes para obtener una jubilación al 100%.

Tras ocho semanas de pulseada con las autoridades, los sindicatos piden al ejecutivo que no promulgue la ley, un paso previsto para mediados de noviembre, pero que podrí­a ser aplazado si el Partido Socialista recurre ante el Consejo Constitucional.

El gobierno afirma que esta reforma es necesaria para cubir un décifit del sistema de jubilación que en 2018 ascenderá a 44.000 millones de euros (61.000 millones de dólares), que será financiado en gran parte gracias a la elevación de la edad del retiro, según los expertos.