China decidió hacer fructificar sus enormes reservas de cambio, que suman más de un billón de dólares y son las mayores del mundo, al crear una agencia encargada de invertir parte de ellas, aunque muchos quieren que ese tesoro ayude a reducir la pobreza.
El viernes China confirmó por primera vez su intención de crear esa agencia, con un objetivo similar al de otras entidades de otros países con grandes reservas, en Asia (Singapur), en el Golfo, o en Europa (Noruega).
«Esta sociedad está actualmente en fase de preparación», declaró el viernes el ministro de Finanzas, Jin Renqing, en conferencia de prensa al margen de la sesión anual del Parlamento. Sin embargo soslayó precisar cuándo esa agencia comenzará a operar.
«Las reservas de divisas de China superan ya el billón (de dólares), y es una gran tarea administrar esta gran riqueza», dijo el ministro.
Según Jin Renqing, China podría imitar el modelo de Temasek, el holding financiero de Singapur, que multiplica las inversiones en los países extranjeros, en particular en el sector bancario chino.
«Al imitar algunas experiencias exitosas en el extranjero, como por ejemplo Temasek de Singapur, vamos a hacer todo lo posible para tener más beneficios y más productividad en la gestión de las reservas», subrayó Jin.
Según los medios chinos, la agencia podría administrar una quinta parte de esas reservas -cerca de 210.000 millones de dólares-, es decir, más que el primer fondo de inversiones en el mundo.
La agencia colocará probablemente lo esencial en acciones y obligaciones extranjeras, opina Shi Jianhuai, profesor de finanza internacional en el Centro de Investigación Económica de la Universidad de Pekín.
«Creo que la agencia invertirá principalmente en los mercados extranjeros, ya que el objetivo de su creación es darle salida a las enormes reservas de China», afirma el universitario.
Sin embargo, la acumulación de reservas de cambio alimenta en el país un debate sobre su utilización. En efecto, algunos economistas desean que parte de ellas sirva para financiar escuelas, programas sociales o de protección social.
Pero ello plantea a las autoridades un dilema. En efecto, el banco central tendría que comprar yuanes vendiendo dólares, lo que impulsaría un alza de la moneda nacional. Y, precisamente, trata de evitar que ello ocurra, ahora que el yuan está estrechamente vinculado al billete verde, según los expertos.
En cambio, la colocación de parte de las reservas en el extranjero tendría un impacto en el precio de las acciones y las obligaciones. «Debido al volumen de las reservas chinas, es probable que los precios aumenten en los mercados internacionales cuando (la agencia) empiece a invertir», subrayó el universitario Shi Jianhuai.
Las reservas chinas están alimentadas por dos canales. Por un lado, el enorme excedente comercial del país (177.470 millones de dólares en 2006), ya que los exportadores son pagados en divisas y las convierten en yuanes ante el banco central, cuyas reservas crecen así considerablemente.
Otro canal es el de las intervenciones que regularmente practica el banco central para impedir que el yuan se aprecie demasiado ante el dólar, lo que perjudicaría a los exportadores.
Para ello, vende yuanes y compra dólares, esencialmente en bonos del Tesoro estadounidense. China es actualmente el segundo poseedor del mundo en este tipo de bonos, que suman cerca de 600.000 millones de dólares.