Los más vendedores de vuelos espaciales


«Vendemos vuelos al espacio y también somos astronautas del futuro», dice Ana Bru, que junto a su esposo, Ramón, ostentan el tí­tulo de «los mejores vendedores de vuelos espaciales Virgin Galactic en Europa», tal como los presentó el británico Richard Branson el viernes pidiendo un aplauso para la pareja catalana.


«Tenemos doble condición: somos agentes espaciales acreditados, que quiere decir que vendemos los boletos y somos los «Top Sellers» en Europa y además somos clientes, somos astronautas», contó la pareja fundadora de la Bru&Bru Exclusive Travel Designer, una agencia de viajes especializada en «diseñar experiencias personalizadas de destinos».

Hasta ahora el matrimonio que cuenta con la exclusividad de vender los boletos al espacio de 200.000 dólares ha vendido más de 12, «pero la lista de personas interesadas en comprar apenas volvamos de nuestra experiencia es muy larga», apuntó Ramón Segarra, afirmando que por razones de confiabilidad no revelan nombres de los clientes.

«A mí­ no me da miedo en absoluto», sostiene él. «Es un tema de sensaciones y nada más, además confiamos plenamente en la garantí­a de seguridad de Virgin».

En cambio, «a mí­ me puede más la curiosidad y las mariposillas en el estómago de ver la Tierra a 110 km de distancia», dice Ana.

La pareja Bru se destacó por la presentación que hizo Branson -dueño del emporio Virgin-, y el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, tras celebrar la inauguración de la pista de lo que será el primer puerto espacial del mundo, en un remoto desierto de Estados Unidos.

Cientos de expertos, prensa y «futuros astronautas» vieron sobrevolar y luego aterrizar el aparato SpaceShipTwo -rebautizado el año pasado Virgin Space Ship (VSS) Enterprise-, con su nave nodriza conocida como WhiteKnightTwo o Eve, que voló tres horas con un equipo especial de pilotos desde el desierto de Mojave (California, oeste), donde fue concebida.

Entre los invitados figuró Buzz Aldrin, el astronauta que caminó sobre la luna en 1969 como parte de la misión de la NASA Apolo 11.

«Me alegra que civiles puedan llegar al espacio», dijo Aldrin y agregó que le gustarí­a «ser uno de los pasajeros en estos vuelos» de seis personas que a partir de 2012 vivirán una experiencia de dos horas de ida y vuelta.

Desde los tiempos de gloria de Aldrin ser astronauta parecí­a un destino reservado para eruditos cientí­ficos si tení­an la suerte de pasar las pruebas de agencias gubernamentales, un perfil nada similar al de los «futuros astronautas» de Virgin: muchos treintañeros con gran éxito en negocios que pagaron 200.000 dólares o reservaron con 150.000 dólares su cupo al espacio.

«Yo siempre quise ser astronauta y mis padres no querí­an porque ellos tienen una empresa familiar en Alemania, pero ahora seré la primera mujer alemana astronauta», dijo a la AFP Sonja Rohde, dedicada en su paí­s al negocio inmobiliario.

Rohde se convenció de comprarse el boleto tras conocer, «solo por coincidencias de la vida» a Branson personalmente en un safari en ífrica hace dos años.

Igor Kutsenko, propietario de una firma de publicidad en Moscú, se regalará a sus 36 años el sueño de volar al espacio y lo hará junto a sus padres, de 57 y 59 años, y su socio en la empresa.

«Viajaremos juntos apenas Virgin Galactic haga realidad el vuelo espacial», contó este joven que llegó con su familia y socio el jueves en la noche a Estados Unidos desde Rusia para ver de cerca la nave que lo sacará de órbita.

Kutsenko reservó sus pasajes con un depósito de 600.000 dólares (150.000 por cada uno); como él, la mayorí­a de los viajeros desembolsa sus fortunas para ir viendo cuán cerca están de salir de la Tierra, aunque sea por tres horas.